Salón de palabras

Bienvenido/a. Has abierto una puerta a un mundo mágico. La Voz de los Días tiene la facilidad de convertir la cotidianidad en sueños posibles, de hacernos ser lo que siempre hemos querido ser; volar con la libertad de un pájaro, dejar que la imaginación nos lleve a aquellos lugares que nuestro cuerpo no se atreve, o a veces no puede... En definitiva, ser nosotros. Leerme - me permito lector/a ser osada-, será para ti la prueba de que la Palabra consigue, y en este rincón especial al que has llegado, que poco a poco te quedes atrapad/a y no quieras seguir dando vueltas en busca de lo que ya has encontrado... En este libro cualquier sensación se parecerá más a un sueño que a una posibilidad. Ponte cómodo/a... Y si quieres conseguirlo, tus deseos son órdenes.


jueves, 16 de abril de 2020

CRÓNICAS DIARIAS EN TIEMPO DE COVID-19 Y SU CONFINAMIENTO

¿Donde quedó aquello de que España es diferente? 
A estas horas, 19,31 horas del día 16 de marzo, las cifras de contagiados por coronavirus sube como la espuma. Ya somos el segundo país con más contagiados, después de Italia, en esta Europa que se desgarra por dentro por obra y miseria de un virus que quién sabe de donde salió la primera vez, si de laboratorio, como arma de guerra silenciosa, de un país que odia al resto lanzado como ataque para acabar con la vida y milagros de la superación.

Cuesta creer que los murciélagos en sopa, por muy repugnantes que resulten, sean causantes de tamaña magnitud de contagio y muertes desde China a nuestras calles. Como tantas veces, sabremos la verdad o la mentira según convenga... Nos han lanzado un virus que lleva corona, coronavirus, (mira que eso de la realeza cada vez me gusta menos, parece una mala broma del destino), y nosotros, todos, pendientes de no abrazarnos, poner al menos un metro entre un cuerpo y otro, lavarnos las manos, taparnos la tos y rezar para que esta lotería no nos toque...


CRÓNICA DEL DÍA. 1.- Quedarse en casa no debería ser un trauma cuando el hogar es un refugio seguro. Pero la irresponsabilidad sigue por las aceras y en monopatín. No son demasiados, pero quizá suficientes para seguir comprendiendo de lo que es capaz la ignorancia...#quedaosencasa...


CRÓNICA DEL DÍA. 2.- A puerta cerrada el trabajo es un freno para el virus y un acelerador para lo pendiente (que no es poco). Pero las noticias, ahora mismo, mientras el encierro no debe ser tomado como restricción de derechos sino como cautela ante lo que tenemos encima (de las casas acabaremos saliendo, de lo inevitable nunca), porque España crece en aumentos y ya somos el segundo país en contagios. Con esas curvas, cualquier precaución es poca. Por eso colabora #quédateencasa y haz que valga la pena perder algo de libertad a cambio de preservar la salud que es vida...Yo no aplaudo desde mi ventana, porque solo iría al cerro de enfrente el batir de palmas, pero si van todos mis aplausos silenciados para los sanitarios que no duermen para que nosotros sí lo hagamos... 


CRÓNICA DEL DÍA. 3.- Mientras que todo es lucha titánica contra una presunta arma letal de laboratorio para diezmar a la población, hay humanos con tanta humanidad que emocionan cada día al saber que se dejan la piel para diezmar el daño ocasionado. Algo como esto creíamos que ya no era posible que pasara en una civilización de tecnología y avances continuos, pero volvemos a retroceder, a vivir con miedo, ocultos, acumulado víveres para seguir y sin niños en los parques. Si no fuera porque hay que #quedarseencasa gritaría como Mafalda «que se pare el mundo que yo me bajo»...


CRÓNICA DEL DÍA. 4.- En momentos tan trágicos como los que vivimos lo que menos se necesita son los bulos y las confusiones. La cabeza nos da vueltas, el miedo se cubre la cara y los dedos parecen huéspedes vestidos de látex. Todo es un bombardeo de noticias de verdadera situación de la enfermedad que, como las calles y los estantes vacíos nos dan la idea de la importancia de ser coherentes y cuidadosos, con nosotros y con los demás, por eso cuando hay quien tiene la maldad de llamar a un timbre haciéndose pasar por un sanitario preocupado por la anciana solitaria, o marcar al azar un número de teléfono para avisar de un niño contagiado que hace urgente facilitar una cuenta bancaria, también nos da la medida de la bajeza donde se sitúan algunos deshumanizados. Y es el tiempo que nos está tocando vivir. Y son las causas que dan la talla de lo grande y pequeño del ser humano. Y es no saber en absoluto del por qué de todo esto, y si al final lo bueno que quede de todo lo malo sea llegar a saber qué hay de bueno y malo dentro de nosotros mismos. Parece un galimatías, pero yo sé que sabéis que no lo es y porque si #nosquedamosencasa tenemos la oportunidad de contribuir desde dentro con algo bueno contra lo malo que hay fuera.


CRÓNICA DEL DÍA. 5.- Con 85 años está haciéndose una mascarilla de una sábana de retorta que se quedó sin estrenar porque le sorprendieron, sinuosas, las de franela. Parece mentira que esto esté pasando. Ella pasó las penurias de la guerra, el confinamiento, el silencio y el pan con pringue… Por eso le cuesta y nos cuesta, se tenga la edad que se tenga y se haya superado la penuria que fuere, poder asimilar que de la noche a la mañana estamos con este panorama tan desolador aunque con la esperanza de que esta lotería no nos toque. Y #quedarseencasa no es lo peor, porque menuda suerte poder estar en ella, es la constatación de que la realidad supera la ficción (o igual es al revés). He visto todas las temporadas (y espero su vuelta) de “The walking dead” y entre el miedo y el asco, siempre me sorprende la maravillosa capacidad de los cineastas de hacernos imaginar qué pasaría si esa ficción fuera una posible realidad. Y hay tanta cinematografía de aviso sobre lo que nos depara el futuro siempre incierto que hasta los Simpson hacen predicciones… Es como si la “mano que mece la cuna” (quién quiera que sea) se estuviera encargando de utilizar medios y miedos para que vayamos entendiendo que corren malos tiempos para la lírica. Pero no seré yo quien sea agorera del futuro y mucho menos del presente que espero, como esperamos todos, que esto pase cuanto antes para retomar la “normalidad”. Por eso mientras veo coser retorta, porque cualquier entretenimiento es bienvenido, seguiré siendo yo también vía de escape, y aunque hay ratos que no se si ponerme bien o estarme quieta, sigo dándole a la palabra su afán, porque en tiempos de recogimiento y silencio, se puede decir mucho aunque no se hable con casi nadie. 


CRÓNICA DEL DÍA. 6.- Para este fin de semana de #quedarseencasa, el cine es una de las mejores posibilidades que se nos brinda para que la mente se distraiga y no de vueltas sobre el mismo eje que, en este caso como el que estamos sufriendo, no exagero si lo llamo del mal. Si ayer nombraba a los proféticos Simpson, hoy no puedo dejar de referirme a la trilogía recomendable de cine para ahora disfrutar en casa “Matrix”, aunque una cuarta entrega está presta para cuando esto pase ser otra forma “velada” de darnos mensajes cifrados en clave de ciencia ficción. La película nos muestra que la realidad (como la que podemos estar viviendo), está preconcebida y controlada por alguien que puede ser un grupo, que teje los hilos del mundo… Los pobres murciélagos comenzaron siendo la cabeza de ratón (porque a ellos se parecen, si no diría de turco), para hacernos creer, como en un principio, que degustarlos en sopa era la causa de todo esto (aunque el menú asqueroso se veía bastante). Pero los chinos llevan comiendo todo bicho que se mueve desde el principio de los tiempos, como nosotros caracoles en tiempo de lluvia de abril y terrazas al aire libre (que ya empiezan a ser un lujo codiciado), y no pienso que a estas alturas alguien se crea que esta pandemia procede del yantar asiático. Hoy la película me la ha recordado (y no creo que haya sido el azar) un canal que acabo de descubrir en mis pesquisas de entretenimiento llamado Vmgranmisterio, y viéndolo se me han quedado las mandíbulas desencajadas y los ojos con la miopía en un reclamo de que ya debo darme un paseo por la óptica, cuando esto amaine. “ La agenda de la élite se esconde en el juego de cartas de 1990” y que, para más inri, el jueguecito se llama, o llamaba, Illuminati. Los dibujos de esas cartas, como juego de rol para el que fueron creadas, seguro que os van a dejar, como a mi, la boca abierta y el entrecejo fruncido por un rato. Para quienes pasáis por aquí, que os lo quiero agradecer, de veras, os dejo esas posibilidades de entretenimiento ya que, además de los telediarios que nos llenan de preocupación los minutos, hay una posibilidad de descubrir lo que ya sabemos que el celuloide también esconde y, si no sois lo suficientemente escépticos para que no os pique la curiosidad, entrad aquí https://www.youtube.com/watch?v=lR9pax1_T68 porque volviendo a Matrix, “Yo solo puedo mostrarte la puerta, tú eres quién la tiene que atravesar”… 


CRÓNICA DEL DÍA. 7.- Copio esta reflexión entrecomillada de Jorge porque me parece lo más acertada y necesaria para que al menos también, a través de esta crónica sobre lo que estamos sufriendo, poder colaborar, si fuera posible, a que no se haga más leña del árbol caído en estos momentos que nadie, ni de izquierdas ni de derechas, querría estar viviendo, y cuide esa gente un poco más ese odio que les araña la escritura y las opiniones, porque no sé si es que no se dan cuenta que les rezuma a tantas personas que están demostrando, con sus aportes y comentarios, una inquina partidista sobre un mal común que estamos sufriendo, en mayor o menor medida miles de personas del mundo, no en España, simplemente, porque pareciera incluso que esta hecatombe mundial la están utilizando para arremeter contra las ideas contrarias y las siglas diferentes. Me parece tan demoledor, tan patético y tan lamentable que… “Creo que uno de los actos más miserables en estos momentos, es ver que adversarios políticos o gente común, aprovechan la lucha contra el Covid-19 de los respectivos gobiernos y el sistema de salud, para hacer golpeteo político. Algunos ya están culpando a priori a los gobiernos por las muertes que va habiendo en la batalla contra el virus. Mucho harían si mantuvieran la boca cerrada, aportando mejor; ideas, dinero, o trabajo social. Ultimadamente ayudarían bastante quedándose en casa lo más que puedan.” Jorge Drake.


Pues sí, pudieras decirlo más alto, pero no más claro…. LAMENTABLEMENTE una vez más constato que los españoles, en ocasiones, tenemos poca memoria. O al menos la tenemos selectiva…Y no voy ahora a escribir sobre esas guerras indebidas y diseñadas en los despachos por un interés desmedido de los gobernantes de turno entonces y a las que se envió a españoles a una muerte segura por quién desolló el grito unánime de NO a la Guerra…O ese retorno en el fatídico Yak 42, o… ¿Será necesario seguir?.. Problemas y más problemas, ayer, hoy y mañana. Pero lo peor de todo muertes, tantas muertes que también se pudieron haber evitado, que no viviremos lo suficiente para lamentarlas, porque si hay alguna verdad en todo esto es que una vez que sobre una tumba se graban las siglas EPD y lloran por igual los ojos izquierdo y derecho, ya no importa de quién es el muerto y qué siglas políticas lo alentaron. Si algo podemos hacer, quienes casi no podemos hacer gran cosa por este dolor, al menos que sea #quedarnosencasa y leer hoy, por ejemplo, buena Poesía, que para eso es el día de ella, porque como dijo Walt Whitman, no dejemos de creer que las Palabras (sensatas, claro) y la Poesía si pueden cambiar el mundo”...


Tantos años transcurridos y tan de actualidad. Es eso, es Poesía de Walt Whitman…


CRÓNICA DEL DÍA. 8.- Hoy, en esa necesaria salida a ver a mi gente, dependiente, mayor y algo asustada, solo un globo rojo en mitad de la calle, huido de algún balcón, y el coche de policía patrullando el silencio, se han cruzado en mi corto trayecto. Impone la soledad de la calle, las farolas sin necesidad de alumbrar nada, las ventanas como ojos vidriosos , la noche vigía de días que cuesta dominarlos…

Emotividad y ausencia es la sensación que me procura este octavo día de confinamiento. Reconozco que aún me supera la realidad y me sacan alguna lágrima los despropósitos. Alguien me dijo alguna vez que las emociones se controlan cuando se ha sufrido de todo y se han sabido dominar los resultados o, lo que es lo mismo, se ha crecido entre escollos. Bueno, yo no sé si eso es así, pero mis emociones me las tienen dominadas los telediarios, que aunque a veces ocultan la verdad, otras nos muestran la realidad paralela en la que vivimos. Me emociona ver, a través de la pantalla, como hay tanta esperanza agazapada en la lucha en las trincheras de los hospitales y en las puertas cerradas de las casas que, pese a lo que supone el encierro, están siendo más vividas que nunca. Me emocionan los aplausos de la gente de bien en sus balcones, de la policía, de las enfermeras y médicos a pie de calle con los temores escondidos en sus manos enguantadas, se me saltan las lágrimas viendo a los agentes de la benemérita aguantando el tipo mientras hacen su labor para evitar el éxodo de los veraneantes en primavera, que debe ser que les patinan las neuronas porque no han entendido nada. Quienes tras las cajas de los supermercados, piden amablemente que no le entreguen el dinero sin los guantes. De los que reparten a domicilio el desmesurado comercio online. De mi vecino que me llama asustando porque no sabe cómo va a pasar el paro, si no puede salir de casa. Y, bueno, me emociona todo lo que no me cabrea, que es bastante…

Pero dentro de todo este maremágnun, hay algo que es necesario seguir escribiendo: #quedaosencasa.


CRÓNICA DEL DÍA. 9.- Hoy llueve, un agua como lágrimas incontenidas. Esta tragedia va a sacer lo peor y lo mejor de quienes la tenemos encima. La dualidad de la sociedad. La sensatez y la estupidez más absoluta. La bondad y la maldad sin cura. Ese yin y yang inevitable. Si vemos a personas de toda edad y condición, haciendo lo humanamente posible para ayudar en la mejor medida que puedan, hoy nos desayunamos que unos indeseables pretendían romper todo el sistema informático de los hospitales con otro virus. Como si no tuviéramos bastante con el de la corona. La maldad alimentándose de humanidad.


Por el contrario, los animales están descubriendo que mientras que los humanos de buena voluntad luchan contra este virus maldito, ellos se están liberando de esa muerte segura que tantas veces, por placer, son los propios humanos quienes los convierten a ellos en carne de cañón.

Hoy me dicen que han visto liebres en el cerro del Calvario. A plena luz del día mirando el horizonte, descubriendo, con perplejidad, la quietud del casi extinto tomillo y como celebrando no estar en ninguna cazuela. Se ven pavos reales, ciervos, jabalíes en las desiertas ciudades, antes impensable, que por ahí anduvieran. Incluso en la cercana Chinchilla se han visto cabras montesas saltando a sus anchas por las empedradas y vacías calles. Cuando aquel diciembre estuve en Venecia, el agua estaba como ciénaga abierta a los turistas para que las góndolas pusieran la nota romántica en la escena, pero ahora esas mismas aguas se volvieron cristalinas y los delfines nadan su asombro en ellas. Si esto tampoco nos sirviera para entender que, como decía Jhon Lennon, “la vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes” es que estamos rematadamente mal y si no es revulsivo para empeñarnos en cuidar no solo a los humanos, sino la Naturaleza con todo lo que ella conlleva, no habrá remedio para lo que quede después de esto. Porque salir de ésta podremos, pero por nuestra propia dignidad deberíamos hacerlo como mejores personas. En esta vida, sin salud, todo es nada, pero sin principios somos menos que nada…


Ah, y por favor #quédateencasa. Es lo mejor que de momento se puede hacer. 


CRÓNICA DEL DÍA. 10.- Ante la carencia de abrazos, porque a un metro de distancia no hay quién alcance y ya que los besos humanos tienen prescripción médica, la suerte que tenemos los que tenemos la suerte de amar a los animales es que los perros y gatos, al menos, se dejan achuchar y besuquear que es un gusto. Quizá fue la lluvia, el estrés o la incertidumbre, que en la madrugada mi cabeza parecía que había recibido pisotones de todas las cabras montesas, ciervos y jabalíes que ayer fueron crónica del día. Supongo que ahora cualquier síntoma de los que días antes de estos días eran tan normales, reciben una atención extraordinaria, y si nos palpita un poco más el corazón o se nos corta la respiración, le echamos la culpa a intentar estar informado, porque cada día de noticias nuevas es como si sonaran a la vez todas las alarmas dentro de nuestras cabezas… Por eso, en estos momentos de confinamiento, y porque los días se nos hacen más largos de lo que son, cada quién se organiza como puede, pero a lo que no deberíamos tener que renunciar, por imperativo de un virus desaprensivo, ni siquiera debería ser a algo tan saludable como abrazarse. Por eso, en mi caso, Verso, el Gato Literato, sale corriendo cada vez que me acerco (no le gusta que lo besuquee tanto) y Prosa, la Gata Cuentacuentos me mordisquea cada vez que me abrazo a ella como si fuera al Gato Jorgete a quién no debo acercarme. Total, que motivados por esta pandemia que nos han diseñado en quién sabe cual laboratorio bajo tierra que debe haber por algún lugar, los gatos, en mi caso, y los perros que son ahora los que sacan a pasear a sus dueños, se están llevando todos los abrazos que tanta falta nos hace que practiquemos los humanos. Aunque a falta de comprobación científica, se ha repetido hasta la saciedad que hacerlo con frecuencia proporciona grandes beneficios a la salud física y mental. Pero qué causalidad, que este virus tiene tan mala uva como para también quitarnos el calor de un abrazo tan beneficioso para la salud, porque yo, aún sin base científica demostrable, me creo sin dudar sus virtudes. Por eso os animo, porque el ánimo también nos quita los dolores y los miedos, que nadie deje de abrazar a su gato, a su perro o al pájaro de peluche, porque con ellos no hay riesgo de contagio y en tiempos como estos en que alguien se ha arrogado el derecho de robarnos la salud, la libertad y algo tan beneficioso y que tan poco cuesta, como es un abrazo, abracemos a nuestras mascotas y a falta de ellas a muñecos o peluches, porque en un abrazo hay salud y #nosquedamosencasa a disfrutarla. 


CRÓNICA DEL DÍA. 11.- Se escucha música en la calle escapándose por la ventana de la casa vecina, a todo volumen, rompiendo el silencio impuesto y se me mezclan las emociones (está claro que no las domino). Por un lado el escándalo me parece excesivo, quizá es porque nunca me gustó la música estridente, o porque en estos momentos que estamos soportando, esa música mis sentidos no la perciben, sino que la rechazan. Hay demasiada incertidumbre dentro de las vidas, y mucho duelo sin vivirse fuera. No es una música que acompañe, sino que me recuerda el reclamo para darse una vuelta por cualquier feria y de pronto me parece como una falta de respeto lanzarla así, en esta calma que no es elegida, ni fácil, ni seguramente buena. Por otro lado veo a la gente en los balcones intentando sobrellevar la soledad o el encierro, haciendo toda clase de teatros, o lanzando destellos de luz y estridencia de discoteca, tras los cristales, y parece bueno… Será que en este undécimo día ya se espera con ansias alcanzar el pico y que esto descienda, pero seguimos sin saber muy bien que es lo mejor y lo peor que podemos hacer, salvo lo de #quedarseencasa y extremar el cuidado de todo, pero es que todo es muy relativo... 


Hoy me decía ella, con sus años surcados de arrugas y asombro en los ojos, que esto no parece verdad, que estos es incomprensible, qué como es posible… y me hace preguntas que no sé contestar, porque cualquier respuesta se escapa de toda lógica ¿y qué puedo yo decir a quién solo esperaba vivir el tiempo que le quedara sin miedo al tiempo? Todo es un despropósito y aunque en plena incertidumbre, duelo y miedo, en el que no sabemos quién dice la verdad o miente y nos empeñemos en ensalzar o derribar al contrario, me viene a la cabeza el juez que le preguntó a una chica de la que todos dudaban de si era verdad o mentira lo que estaba contando… ¿Cuál es la verdad? Y ella contestó: “la verdad es el mal que me hicieron”… Pues eso.


CRÓNICA DEL DÍA. 12.- Cada día, partiendo del leitmotiv de estas crónicas, confieso que nunca sé como comenzaré las mismas. Pero ver un rato la televisión, si no tengo la suerte de que en la sobremesa me domine Morfeo, aún lamentándolo, debo de decir que se me brinda, en bandeja, una tragicomedia en varios actos con la que poder desarrollar las mismas, aunque nunca estén exentas de mi particular exposición cuasi poética, que ni sé ni quiero evitar en mi interpretación de las causas y sus efectos. Si lo peor que está pasando es la pérdida de tantas vidas, el panorama también es dantesco en cuanto a la proliferación de los oportunistas de turno, getas desmedidos, mentirosos sin fronteras… Mascarillas que no superan aduanas. Test que hay que devolver porque no sirven. Empresarios que pretenden hacer su agosto en plena primavera con conatos de invierno. Tertulianas que antes fueron defraudadoras destacadas en la vida pública y ahora aconsejan que es lo mejor para la sociedad. Algunos periodistas que se atragantan en directo por los despropósitos que sobre lo que está pasando han sido capaces de argumentar… y un largo etcétera, pero el colmo de cualquier desventura informativa, anoche, “de fuente muy fidedigna” de una persona de números, más que de letras, me llegó una información vía whatsapp que me aceleró el corazón (una vez más) y me puso los bellos como escarpias. No lo voy a reproducir aquí porque lo menos en lo que yo quiero colaborar es en acrecentar la incertidumbre y, por supuesto, en dar pábulo a las noticias no contrastadas ni veraces que crean, más que alarma, terror por lo que nos está pasando. Noticias viejas corriendo como la pólvora como de ahora mismo… Menos mal que en vez de ponerme a temblar nos pusimos a navegar y, aunque, escondida, por antigua, la noticia otra vez, no era verdad… Pero sigue habiendo peros. Para colmo los “sanadores” cuentacuentos sin literatura alguna que, para mayor aumento de la temeridad, son las televisiones, que en vez de ignorarlos por el daño que pueden causar, les dan cancha entrevistándolos con lo que les facilitan que promocionen su pócima vendida como “milagrosa” en frasquitos cuentagotas, pues ya es la tropecientas vez que entrevistan a un charlatán de tremenda temeridad vendiendo agua con lejía que igual cura el cáncer, el ébola, la homosexualidad y ahora el coronavirus. Tamaña irresponsabilidad sin límites y da igual que la uno, la dos, la tres, la cuatro, la cinco, la seis o radio macuto, entrevistan una y otra vez a la temeridad con patas que se están haciendo ricos a costa de la necesidad, la enfermedad, la desesperación y lo más abundante y peor de todo: la ignorancia. Miles de euros dados a ganar como “curalotodo” por el mismo producto con el que ahora desinfectamos nuestras casas, las calles y los paños de cocina. Timolandia al servicio de la lucha por seguir vivos. Lo dicho días pasados: el yin y el yang inevitable.


Pero en el lado bueno de la noticia, de esta crónica bajo el pesar de mi narrativa, veo en directo, un día más, los aplausos desde los balcones, los de las puertas de los hospitales de personas de batas, guantes y mascarillas que se les marcan en la cara de tantas horas pegadas a la piel, conductores de ambulancia, policías y guardias civiles, en definitiva, hombres y mujeres de buena voluntad que se cuadran ante los verdaderos héroes de la lucha por librarnos de esta pandemia… 


#quédateencasa porque si algo bueno se está consiguiendo con ello es que, también, desde nuestra zona de confort, se está luchando contra otra pandemia que a veces no tiene buena cura, como es el aburrimiento. Hay que ver lo imaginativas que son algunas personas desde sus salones, terrazas y encierros por la vida. Gente con tanto humor como necesidad porque esta pesadilla termine cuanto antes.

CRÓNICA DEL DÍA. 13.- Hoy el día ha vuelto a llorar sobre las baldosas. La niña que se me quedó dentro tiene botas katiuskas y le gusta pisar el llanto de los charcos. Es como mágico. Los ríos que se forman en las calles discurren rápidos mientras los pies de goma los siguen intentando atrapar las escurridizas lágrimas. El paraguas que lleva es transparente, dibujado de gatos y perros protegidos por sombreros. La niña que me sigue a todas partes ahora se tapa la boca con una mascarilla y guantes de goma. Cruza las calles a paso rápido, tiene que ir a una casa, que los mayores llaman consistorial, a conseguir que las cosas sean buenas para las gentes. Pero nadie la saluda por la calle mojada de llanto, porque está vacía, como están todas desde hace varios días. Los gatos que no tienen casa se cruzan con ella y todos se miran sin decirse nada y es raro, porque ella siempre les da los buenos días cuando pasa frente a la Iglesia mientras esperan el alimento que le ponen los vecinos de buena voluntad. Pero ahora, la niña que me sigue a todas partes los mira en silencio y con tristeza, mientras las lágrimas del cielo también los salpican a ellos y les mojan las zarpas en los charcos, porque los gatos callejeros no tienen paraguas ni katiuskas

La niña lleva un bolso que guarda un bocadillo y unas chocolatinas para endulzar la mañana. No puede ir a ningún sitio a tomarse ni un zumo de naranja, porque todo está cerrado, de momento. Ella sabe que un bicho feo y con pinta rara está por todas partes y asusta mucho a otros niños, hermanos, padres y le pega muy duro a sus abuelos. La niña con katiuskas se hace preguntas en silencio, ella que habla tanto, a veces no dice nada, porque todo está dicho en los ojos que por momentos se cruzan con los suyos. Sabe que es bueno taparse la boca, y por eso las palabras enmudecen para que el bicho no oiga su miedo y pase de largo… Aunque ella sabe, porque un día se lo dijo su abuela, “que no hay mal que cien años dure” y entonces eso le alegra la mañana, porque la niña sabe que la esperanza se aferra con lazos verdes tras sus orejas.


Dedicado a todos los niños y niñas (y los eternos niños) que tienen que #quedarseencasa.


CRÓNICA DEL DÍA.- 14.- Emoción al ver la salida del hospital, por su propio pie, de un anciano de 86 años porque el bicho le permitió seguir para la vida. Días atrás, una señora, aún más mayor, agradecía el cuidado recibido los días de su ingreso y haber vuelto a su casa pese el ataque de un virus que no discrimina y que le importan poco la edad y las circunstancias del ser humano. Algo muy distinto le parece a quienes consideran que esta pandemia debe ser motivo para una especie de exterminio selectivo. Me pregunto si es que esos individuos son huérfanos desde la niñez y sus padres nunca fueron mayores o tampoco tuvieron abuelos, porque no es posible entender cómo se puede aplicar la “lógica” de que la sanidad debe cuidar mejor a quién tiene la edad temprana que la madura. Y lo peor de todo su despropósito es que los comentarios los acompañan de enseñas, cada quién “la suya”, en una manifiesta y desmedida utilización de las banderas que deberían ser respetadas y no “abaratar” de esta forma el significado de todas ellas. Ahora todo se acompaña de banderas como reforzando y apostillando que “yo soy de esa” y ya pareciera que el resto de ciudadanos, que nos limitamos a respetarla en la medida de lo que significan y no nos adornamos con ninguna, es como si renegáramos de ellas o que, en la parte contraria, si es por posibles ideas que facilita una simbología, estamos en la misma “honda” del que insulta bajo sus colores. Pues no. ¿Pero qué necesidad hay de poner banderas, sin ton ni son, a cualquier idea que se cuelga en la red, asunto o comentario que además puede ser hiriente para quién bajo otras banderas viven y respetan todo lo respetable? España es multirracial y multicultural y cada ciudadano que la conforma nació bajo la bandera que le tocó en suerte o destino, que nunca se sabe… ¿Pero es necesario decirle al mundo, continuamente, yo soy republicano, yo nacionalista, yo del orgullo gay?.. Y luego nos escandalizaremos, claro, si cuando volvamos a la playa, si volvemos, alguien en su tumbona cuelga una negra con una calavera con un parche en un ojo...


Está claro que esta calamidad que nos ha sorprendido a propios y extraños, y que demasiados demuestran no entender la gravedad de a lo que nos enfrentamos, ni siquiera a las pérdidas que duelen sin paliativos cuando es un trozo de tu vida quién se la lleva un maldito virus. No el tiempo, la edad, o un puñetero accidente, sino un virus, mortal, como “buen” virus que se precie, que no distingue de razas, sexos ni edades. ¿Y distinguimos los simples mortales?...

Yo, que daría lo que fuera por tener a mi lado a mi abuela y a mi madre (84 cada una) que no se las llevó ningún coronavirus, sino dolencias quizá “propias de la edad”, volvería a sacar la niña que me habita y de tenerlos enfrente les daría de puntapiés a más de uno… 


No obstante, las personas buenas, malas y peores #quedaosencasa, porque fuera está lo malo que no distingue de edades, ideas, credos ni banderas. 


CRÓNICA DEL DÍA. 15.- Lo no esencial sigue haciendo estragos. Incluso hoy, con esa manía de a veces mantener lo inexplicable y sin que los beneficios sean demostrables, nos tocó que nos rebajaran una hora por no sé qué ahorro beneficioso para el Planeta (¿), y nos movieron el reloj, ora una hora más, ora una hora menos. Pero lo del tiempo es otra cosa, éste hay que llenarlo como sea y los balcones y las reuniones virtuales, quién lo hubiera dicho hace unos días, son los principales puntos de encuentro para entretener ese tiempo que en estos momentos ni se hace corto ni pasa más rápido. Porque siempre ocurre que cuando queremos que algo pase pronto, la sensación experimentada es la contraria. Y ahora no quisiéramos que nos hubieran ampliado el tiempo, porque ya sabemos lo que eso significa. Como tengo un ojo al gato y otro al garabato, es decir, mientras le doy a la tecla para esta nueva entrega que es mi aportación al entretenimiento en confinamiento, escucho al presidente Pepe Múgica, en ”lo de Évole” que creo que es el único político coherente que he escuchado en toda mi vida. Lógicamente está claro que dependiendo del color del cristal con el que mire, a la gente le gustará o no le gustará, porque a veces no vemos lo evidente porque nos ciegan precisamente los colores. Por cierto, en el intermedio veo que uno de mis programas preferidos “Cuarto Milenio”, sigue en antena, pero lo digo por los que hoy despotricaban con que la culpa de que no estuviera en antena la emisión, de la cadena privada, era culpa de los dirigentes de la cadena pública que habían utilizado la mordaza… Madre mía, la de burradas, con perdón de los Asnos, que se leen estos días de tristeza y confinamiento… Cuando ha sido el propio Iker que ha anunciado el parón de nuevas grabaciones por el maldito coronavirus, pero hay quién ni lee el interior de la noticia y se queda en lo superficial, cuando ya se sabe que en lo superficial está siempre el error de no ver la profundidad de las cosas… 

A veces me pasa que digo una frase y momentos después alguien la repite. Esta noche le decía al Gato Jorgete, “que un pesimista es un optimista bien informado” y minutos después se lo ha dicho Múgica a Évole, y lo digo porque eso me ocurre muchas veces y supongo que eso es cosa de la sincronicidad. ¿Por qué hoy mi crónica va por aquí? Porque somos, principalmente, Mente. Y lo que hagamos de ella y con ella así podremos utilizarla de la mejor manera para la consecución de un bien, ahora que estamos tan conectados por internet y desde los balcones, que leemos casi lo mismo y buscamos la evasión de la misma cruel realidad, que es la que nos mantiene en una misma espera, porque si algo nos une, no son tanto las discrepancias que son válidas mientras no sean dolosas, sino un deseo común, la lucha por conseguir ganar esta guerra en la que no se ha disparado ni un solo tiro, pero ha sembrado el campo de batalla… 

Jung transmitía la sincronicidad a través de una tradición china, que os dejo a continuación y al #quedarnosencasa, hay mucho más tiempo para hacer como "El hacedor de lluvia“ En cierto pueblo chino no había llovido durante varias semanas, por lo que se buscó a un hacedor de lluvia. Al llegar el anciano se fue directamente a la casa que habían preparado para él y se quedó allí sin realizar ninguna ceremonia hasta que al tercer día llegaron las lluvias. Al preguntársele que como lo había hecho, explicó que al llegar al pueblo, se había dado cuenta de la ausencia de un estado de armonía, de tal manera que los ciclos de la naturaleza no estaban funcionando de manera conveniente. Como este estado de desarmonía lo había afectado también a él, se recluyó para restablecer su equilibrio, y cuando este equilibrio se restableció de acuerdo al patrón natural, la lluvia cayó”.

Imaginemos entonces, desde nuestras casas, con la mente dispuesta para la consecución del mejor logro para todos, que la pesadilla que estamos sufriendo llega a su fin.


CRÓNICA DEL DÍA. 16.- De nuevo el día ha traído lluvia, y a mí me encantan los días con ella, aunque yo, cuando me siento literata, la relaciono bucólicamente con el llanto. Escucho una versión nueva de “Resistiré” cantada con toque flamenco, y supongo que a estas alturas a nadie le cabe duda que se ha convertido en el himno del aguante y de seguir, contra viento y marea, en la lucha de tanta gente que, dobladas como juncos de cansancio, no tiran la mascarilla. 

Por eso como cuesta entender la otra cara de la moneda. La de quienes hacen de los bulos su tarjeta de visita, de la difamación su identidad y del daño su oportunidad. En estos momentos, de verdad que cuesta y mucho, ver de lo que son capaces quienes en esta tragedia están viendo de qué forma pueden sembrar más cizaña para su esperada, pero pírrica victoria. Por eso me viene a la cabeza el slogan de antaño y que, aún lamentándolo, no hace honor a ninguna verdad, porque aquél ¡Spain is different!, adolece hoy del mismo mal por el que entonces fue creado cuando interesaba demostrar que España no era peor, sino diferente. Pero si hay que hacer honor a la otra verdad irrefutable; la del español solidario que, como dice la canción, resiste cuando se le cierran todas las salidas, cuando cuesta mantenerse en pie, cuando el mundo pierde toda magia… Porque sí, las mujeres cargadas de años y temblores se dejan las pestañas cosiendo mascarillas, al igual que los hombres empujan el barro de las calles cuando se inunda la vida, o llevan consuelo y pan a quién lo ha perdido todo... Sí, los españoles somos solidarios, tenemos un gran corazón, estamos ahí cuando hay que arrimar el hombro en momentos como éste que es el que da motivo a las crónicas, pero… Qué pena de quienes esperan sacar tajada de todo y pese a ésto…Cuando el diablo pase la factura… Pero para quienes estamos en la otra orilla, hoy, que la lluvia sigue tocando los tejados, como xilófonos en la noche #quédateencasa y escucha el sonido de afuera. Imagina lo bien que se está dentro, cuando hay tantos sueños que se rompen en pedazos…Pero resiste, para seguir viviendo…


CRÓNICA DEL DÍA. 17.- Apareciste impetuoso, sin avisar, para demostrar que tienes las llaves de todos cerrojos, con ese velo de frialdad que te cubre por entero para dejar una mirada de hielo en nuestros desorbitados ojos, cuando se encuentran frente a tu implacable presencia gélida que nos hace temblar y desplomarnos como meccano, en las inexpertas manos de un niño.

Miramos hacia el cielo, implorando la respuesta, la explicación que justifique tu comportamiento, pero no llega. No está ahí, en la bóveda celeste, sino en lo más profundo de ti, en las entrañas, en las vísceras que llenan tu vientre, y en la dureza que nos muestras, sin paliativos, ejerciendo tu soberanía. Entras sin llamar en todas partes; como ladrón que socava la propiedad, despojando a sus moradores de todo lo que encuentras a tu paso y en el silencio que has impuesto se oye el rumor que deja el llanto en el espacio, como olas que rompen en la orilla de cualquier mar.

De nuevo, la noche húmeda y fría, se cuela por las rendijas de puertas antes siempre abiertas. Tampoco hoy vendrá el sueño reparador y, cuando amanezca, el miedo no se habrá disipado. Y volverá la noche de otro día sin respuesta.

La radio, la prensa, la televisión, con todas las mágicas formas de contarnos tus cosas, incluso cuando mienten, ni siquiera ahora nos hacen compañía. Pero ahí estamos, a su lado, con el oído presto y los ojos más abiertos que nunca, para intentar comprender. Para imaginar qué hay en la guerra que provocas, tras la paz en la que tantas veces nos hemos buscado y vislumbrar qué se esconde en esta dura prueba a la que nos sometes.

Volvemos a mirar al cielo, con ojos circundados de negro por la huella que deja el insomnio en los rostros tan cansados, y en ese respirar asomados a las ventanas aplaudimos, cada día, durante demasiados ya, a una Esperanza esperando que no se convierta en Quimera.

Gritamos #quedaosencasa y en ese grito va, calle abajo, un nuevo día que siempre esperamos que sea el último en el que te quedes como omnipotente agazapado en todas las esquinas.

CRÓNICA DEL DÍA. 18.- Ya pienso en plural, por eso sé que si pudiéramos, bajaríamos a las entrañas de la Tierra. En las profundidades nos recrearíamos en la inmensidad de su silencio. Luego, saldríamos a pisar la hierba fresca y beberíamos el rocío temprano. Podríamos tumbarnos al sol y mirar al cielo cuajado de sonrisas de los ángeles que lo habitan, y veríamos a nuestra gente.

Pero estamos en la superficie de una tierra tan asombrada como liberada, que ha conseguido pureza en el aire y que los animales asistan, perplejos, a una inesperada libertad sin la persecución y los temores que les ocasionaba la misma humanidad que ahora se esconde. Porque somos nosotros ahora quienes huimos y tenemos que permanecer en un encierro indeseado, y me viene a la memoria Galeano cuando escribió “Patas arriba. La escuela del mundo al revés” y en una nota introdujo una referencia al cuento de Alicia en el País de las Maravillas …”Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo para descubrir el mundo al revés, le bastaría con asomarse a la ventana.”… Porque quién nos hubiera dicho hace solo unos días que tendríamos que escondernos hasta de los saludos o un chocar de manos en señal de alegría, porque tenemos costumbre de celebrarlo todo. Que se nos acabarían los abrazos y que los besos, si acaso, los lanzaríamos con cautela a las fotografías que recogen tiempos mejores. En estos días que se nos han desdibujado cuesta mantenerse frente al sol que a ratos asoma entre nubes que vuelven a inundarlo todo, de nuevo, con lágrimas de lluvia. Porque otra vez llora sobre los tejados y caen las lágrimas con furia sobre las baldosas. En estos momentos truena y los relámpagos iluminan otra noche demasiado oscura.

Pero dicen que el miedo hace más difícil el camino, por eso, lo que podemos hacer, cuando las ventanas se cierran al silencio y después de gritar #quédateencasa para que el monstruo no te alcance, es dibujar ternura en todos los cristales .

La noche sigue relampaguendo. 

Quizá mañana salga el arco iris.


CRÓNICA DEL DÍA. 19.- Solidaridad. Esperanza. Imaginación. Generosidad. Altruismo… Son las palabras que hoy más he oído en bocas de personas con una gran preparación profesional y grandeza de corazón. Y con esto me quedo hoy e intento sacar algo coherente de este día de espera. Hoy me viene a la memoria El Gatopardo. “Que algo cambie para que todo siga igual". Pero yo no quiero que todo siga igual y creo que no lo hará, porque decía esa mujer preparada que hoy hablaba por TV que en momentos como éste es cuando hay que saber ser buen profesional (porque no siempre se sabe serlo) para hacer de la profesión un medio para conseguir el fin de hacer el bien sin distinciones, porque hay que saber Ser y Estar para ayudar al ser humano a sobreponerse de la adversidad, en estos momentos y cuando pasen. Y eso es lo que estamos viviendo con esos profesionales de la Medicina que, una vez más, son crónica de un día, que se dejan la piel, la familia, la salud y la vida. En esos que conducen solitarios Camiones de esperanza. Cocineros y gente del Circo. Músicos y Funambulistas del miedo. Cantantes y Vendedores a domicilio. Funcionarios de toda profesión, tantas veces denostados. Pensionistas a quienes les llegó la vida para coserla. Tenderos que echaron el cierre a muchos sueños… Profesionales, en definitiva, y de los buenos, que están por todas partes y algunos tan agazapados haciendo bien su labor que no salen en las redes ni despotrican contra nada.


Hemos llegado a otro día en que se suman números sin nombres ni rostros. Y cuando esto pase habrá, porque debe haberlos, cifras y nombres que nos gritarán que sí, que algo debe cambiar, pero NADA será igual, porque en ese mensaje no habrá Literatura, Cine ni Teatro que valga, porque aquí no se está representando nada, sino que asistimos a una tragedia de la que yo si estoy convencida que nadie querría haber obtenido un papel principal ni secundario. 


El #quédateencasa se alargará y, como todo en esta vida, tiene su yin y yang irremediable (me repito, luego debe ser verdad), y en estas pérdidas, para siempre, quizá haya para alguna vez una posibilidad de conciliar lo que nunca hicimos o lo que hicimos mal y, seguro, que habremos aprendido la gran lección que nos estarán dando los que han tenido que perderse en el Camino para ayudar a otros a encontrarlo... Y hacer las cosas mejor.


CRÓNICA DEL DÍA. 20.- Siento compañía en el lado amable de los muros, me ha escrito la mujer que se asoma, cada día, a mis voces, una vez que ha encontrado un momento de relax frente a su ordenador, después de la dura jornada en el Centro de Salud donde es Médico de Familia en estos momentos donde los enfermos tienen una mirada distinta, porque el miedo se ha instalado en sus achaques. Me suenan tan bien sus palabras que parece un poema a punto de escribirse. Mientras recorro con el ratón la página que discurre rápida como río revuelto, en estos días donde he decidido escribir una crónica diaria sobre ese maldito coronavirus y lo que ha traído consigo, porque los médicos, enfermeras, policías, guardias civiles, personal de la limpieza… que se dejan la piel, cada día, sin horas para volver a casa y durmiendo en un jergón en el garaje para no contagiar a su familia, sin proponérselo me han emocionado y hecho llorar ante su gesto y su gesta, por lo que decido cada día, mientras esto dure, escribir sobre ellos en las redes sociales y lo que pasa en esta vida que, de pronto, se nos ha desdibujado.

Los maullidos de los gatos me saludan llenos de vida. De pronto una miríada de palabras salen a mi encuentro. Comienza mi clase de saber en los artículos compartidos y en los libros recomendados. Un amigo, a quién no conozco de nada, ha dejado una noticia maravillosa. Otros, recomiendan cine de culto. Hay actos culturales en el pueblo de al lado, y me dan la posibilidad de asistir, si me conecto a una video llamada. De pronto me llega otra solicitud de amistad y me genera curiosidad saber cómo han llegado a interesarle mis cosas. Mensajes privados me hacen entrar, con la precaución dando brincos, a ver qué me cuentan en secreto. Alguien ha puesto a cantar a Rozalén y la música se hace verbo. Conocidas me muestran su alegría, por los morritos que ponen tras la comilona y, sin pretenderlo, he aprendido otra forma diferente de hacer el asado de cordero… Comprendo que, más allá de las soledades, de las múltiples formas de disfrutar de las cosas, de compartir alguna alegría con los amigos, frente a frente, y conversar como cuando no había muros ni siquiera en la convivencia, había distintas, pero ya no sé si mejores formas de comunicación, como base del entendimiento. Pero antes de estos días decretados de alarma, una amiga me decía que ella no tenía redes sociales porque hay vida más allá de la vida, pero que todo lo que es comunicación, bienvenido sea. Una llamada telefónica me llega de pronto y otra amiga, que pide cada día amablemente a los clientes del Supermercado donde trabaja de Cajera que, por favor, no le den el dinero sin los guantes, me dice que la noche le da miedo por lo silenciosa que se ha vuelto. Y coincidimos las dos en lo necesario de tener precaución en la mañana y no pisar la calle por las tardes, que tenemos que #quedarnosencasa. De pronto ella, nerviosa, me interrumpe y una tos nerviosa la acompaña. Menos mal que por el teléfono no hay contagios, o quién sabe, igual se nos contagia la incomunicación. Me dice que ha llegado al punto de no retorno, de los imposibles, de que ya nada de esto parece viable, porque hemos cumplido ya los suficientes años como para no tener que aguantar tanto de según qué cosas, y estos duros momentos le han propiciado que pese a tener miedo, por todo, dará una vuelta de tuerca a su vida. ¡Vaya! le digo, pues buen momento has escogido para lo que debiste solucionar hace algún lustro. Pero hace como si no me hubiera oído y dice que en casa ahora cada quién anda encerrado en cuartos diferentes para sobrellevar el confinamiento, compartiendo solo la precaución por el monstruo que acecha afuera. De pronto, como niña con zapatos nuevos, se pone a reír y me cuenta que ha encontrado compañía en la soledad y que ha puesto cosas en los muros. Le pregunto a qué muros se refiere, porque como hay tantos. La escucho jubilosa, y me quema el auricular en la oreja, me dice que ahora tiene redes sociales ¿tú?, pero si eras una negada. Sí, me responde, pero es que hay muros que muestran su lado más amable y en ellos puede verse la vida de las personas, su ingenio para sobrellevar de la mejor manera este encierro demoledor, aunque también hay demasiada ficción rodeada de humanos sentados cada quién en su mundo, que no volveremos a ver cuando esto acabe. Pero son muros donde se dejan todas las palabras e imágenes posibles, música, actos y gestos cotidianos de cualquiera que se diga “tu amigo”, que te solicite amistad, porque así la busque, para saber sin malicia de tu vida y por como la mueves, pero también amistad para observarte, desde su propio muro de necesidad y llana curiosidad y que, una vez que le “das” esa amistad no volverás a saber nada de él o ella, porque siempre se quedarán agazapados en los rincones de su vida. Pero la entiendo, porque en momentos como éste bienvenida sea la evasión de un mundo lleno de muros, pero que, poco a poco, se han convertido en miembros queridos de la familia.


Le doy la razón. Cuando termino de hablar con ella, comprendo que en estos momentos trágicos, inesperados, donde la Vida se enfrenta cada día a un juego macabro con la Muerte, tenemos una gran lección por aprender. Lo escribo y lo dejo en mi muro.


CRÓNICA DEL DÍA. 21.- Poeta que pintaba y contaba cantando, entre muchas otras capacidades. Hoy, la crónica se escribe sola y él, que se despide de esta vida loca, que tantas veces ha hecho “de tripas corazón” “al alba” y que presintió tantas veces que detrás de la noche, vendría la noche más larga, que siempre tuvo “dos o tres segundos de ternura”, que hizo “prodigios” cuanto vio lo raro que hubiera “rosas en el Mar” aún sabiendo que el mundo era una porquería y que, “de alguna manera”, nos acompañó tantas veces a las “cuatro y diez” aunque le faltaban las fuerzas, como a tantos de nosotros y que “una de dos” o él sabía manejar “el tiempo” y que “todo es mentira”, o supo hacer magia con las palabras para mostrarnos “días de amores” y aunque el mundo estuvo y está al revés, supo decir a la generación de ayer y a la venidera, que nunca, como nosotros, pudo imaginar que “el universo” se volvería tan loco como para no dejar despedirnos de él en su último “Monólogo” y que, “a día de hoy”, no encontraría ni un solo “niño que miraba al mar” porque los monstruos han vuelto en pleno “siglo XXI”, donde ya pronosticaba que el hombre ha muerto, viva el capital… y que, pese a intentarlo, siempre le costó, como a tantos “la Libertad” y ahora, que nos hemos quedado “sin tus latidos”, porque este hombre que “pasaba por aquí” hoy, a todos, nos ha dejado un poco más solos en este pasar de la “luz a la sombra”, porque “anda suelto Satanás” cuando ni siquiera podemos decirle a nuestro mejor amigo “abrázame”, que “me va la vida en ello” por “volver a verte” , ya que tienes la capacidad de poner en mi vida “un soplo de alegría” porque lo que importa es “la belleza” de los sentimientos y llegar “a vivir” sin “alevosía” y… Mientras todos tenemos que seguir #quedándonosEnCasa, el no puede porque ya es ave DE PASO


“Decir espera es un crimen,

Decir mañana es igual que matar,

Ayer de nada nos sirve,

las cicatrices no curan jamás

Sólo morir permanece

Como la más inmutable razón,

Vivir es un clavo ardiente,

Un ejercicio de gozo y dolor.

Que no, que no, que el pensamiento

no puede tomar asiento,

Que el pensamiento es estar

Siempre de paso, de paso, de paso...

Quien pone reglas al juego

Se engaña si dice que es jugador,

Lo que le mueve es el miedo

De que se sepa que nunca jugó.

La ciencia es una estrategia,

Es una forma de atar la verdad

Que es algo más que materia,

Pues el misterio se oculta detrás

Hay demasiados profetas

Profesionales de la libertad

Que hacen del aire banderas

Pretexto inútil para respirar

En una noche infinita


Que va meciendo a este gran ataúd

Donde olvidamos que el día

Solo es un punto, un punto de luz

Que no, que no, que el pensamiento

No puede tomar asiento,

Que el pensamiento es estar

Siempre de paso, de paso, de paso...”

Luis Eduardo Aute.

CRÓNICA DEL DÍA. 22.- El reloj, puntual, anuncia la hora de aplaudir en los balcones. La tarde declina y las sombras de la noche acechan entre el incipiente encuentro con los deseos que se hacen eternos de que todo esto termine.

Las noticias traen esperanzas nuevas. Los números, aún sin nombre ni rostro, descienden y eso es tan bueno que si el precio es seguir confinados, bienvenido sea el encierro, porque eso significa que pronto podremos abrir la puerta, aunque con cautela, a la ansiada libertad. 

El murmullo en la habitación de la abuela cambia el rumbo de mis pasos. Figuras fantasmagóricas se dibujan en mis retinas. 


Ella, aún paladea el dulzor de la merienda y mira, sin pestañear, a las imágenes blancas del televisor.

—Es el fin, guapa mía —dice sin mirarme— Creía que no lo vería. Pero tú llevabas razón; siempre es posible.

Fuera, los árboles estrenan vestidos nuevos. Los brotes tiernos son la prueba irrefutable de que la vida sigue.

Las ocho de la tarde.

Los ojos ancianos tienen un brillo diferente, que ahora se reflejan en los míos y extiende su mano que tiene la calidez de siempre.

—Dame un beso, parece decirme sin articular palabra. Tira de mi mano para que acerque mi boca a su rostro de tantos años como sueños se le rompieron. Pero no puedo acercarme y se lo explico. Sigue aferrada a mí, sus ojos son preguntas y hay miedo bajo sus pestañas. Percibo su olor limpio y la piel, suave, es terciopelo azulado..

—No sé si será verdad lo que dicen, guapa mía, que harán, pero sí que es verdad todo lo que hicieron. Pero…

Intento acercarme más a ella, porque no he entendido bien lo último que ha dicho, pero me doy de bruces con el vacío que dejó su ausencia de tantos años ya… La habitación conserva aún los muebles, los armarios y el cuadro hermoso del Ángel de la Guarda. Hoy, sin poder precisar por qué, he tenido más claro que nunca eso tan dicho de que “nadie muere mientras haya alguien que nos recuerde”… Pues eso.

Cierro la puerta de la habitación tras de mi y comienzo a bajar las escaleras, asombrada y con el corazón galopante.

#quédateencasa, guapa mía, la oigo claramente gritarme desde el interior ya cerrado a cal y canto. 

En el alféizar de la ventana una paloma blanca zurea en el reposo del vuelo.


CRÓNICA DEL DÍA. 23.- Lunes Santo de confinamiento.

Por imperativo de la salud enferma se impone el silencio en tiempo de ruido y reflexión bajo el palo. Es Semana Santa. Pero yo prefiero llamarla Semana de Pasión; por el amor y el dolor como premisa de una creencia, compitiendo. 

Hoy, aunque no se pueda procesionar calle arriba ni cerro abajo, sigue siendo para el recuerdo por todos los que no están, pero permanecen vivos en los corazones. Quién nos hubiera dicho hace un año que este lunes no tendría suficientes horas para dedicar un solo segundo a tantos recuerdos sumados a demasiadas despedidas.

Veo fotografías y por la calle apagada se carga el silencio, entre las llamas de velas partiendo del Monte Calvario por aquellos que necesitaron una nueva procesión con la Cruz erigida para los que siguen, desde su ausencia, arañando las esquinas del tiempo. 

La Procesión del Recuerdo para aquellos que se fueron dirigiendo al cielo una mirada de súplica para continuar entre la Vida. Pero la Muerte sabe jugar sus cartas y derrotar a los naipes ganándoles la partida.

Es noche de lazos negros.
Olor a incienso.
Primavera fría.
Y en el sudario de nubes,
nuestros muertos.
Y aunque la necesidad y el sentido común grita #quédatecasa, Nazareno, no habrá ni un solo hoy, desde el encierro, que no encienda una vela ni cargue una cruz, sobre la noche oscura.



CRÓNICA DEL DÍA.- 24.- Martes Santo de confinamiento.

Si las lágrimas son la causa de los quebrantos de estos 24 días, más los que no nos enteramos de lo que se nos venía encima, porque si no es por unas cosas, es por otras, el caso es que llevamos ya, todos los mortales, una cruz demasiado pesada, unas veces sobre los hombros y otras sobre las conciencias. Y jamás seré yo irreverente con el día que se sucede y, como esta noche, con el dolor y la perplejidad sobre lo que está pasando que sigue marcando el calendario, pero mientras nos escondemos, asustados, por qué no decirlo, también nos asomamos a la calle esperanzados y deseando que cada día nos traiga todas las alegrías posibles. Y ahí vamos, con el humor y el amor en cuarentena, con la tristeza y la esperanza luchando por ganar la batalla, y, mientras un programa ahora mismo está siendo tan visto como vilipendiado “Diarios de la cuarentena”, y que no puede ser otra cosa que el reflejo de una realidad, porque si todos pudiéramos vernos dentro de nuestras casas, confinados, enfundados en el pijama, las pantuflas, la bata de boatiné y el pelo en disputa, haciendo todo lo posible por sobrellevar lo que tenemos encima o, en el extremo de “libertad condicional” si salimos a la calle, para ir a trabajar por eso de ser esencial en la parte que nos toque, a la farmacia para el tratamiento de larga duración de propios o familiares o a intentar llenar la despensa, haciendo colas interminables para ver qué ha quedado dentro del supermercado y que nos podamos llevar, evitando pintarnos los labios para no ensuciar la mascarillas y bueno, porque a quién le vamos ahora a intentar seducir con la boca tapada, además de llevar guantes de goma y perfumados con lejía, quizá nos daríamos de bruces con que, pese al dolor, la impotencia, la tristeza…por encima de las pérdidas, estamos ansiosos de que la Vida, para todos, continúe y yo no veo otra cosa en este espacio de humor que la recreación de una cotidianidad. Dicho esto, buceo en mi “Lengua de Gata” y rescato una crónica que escribí el 26/03/2013 y que, comenzando con lunes santo finalicé con el cierre del tambor y por ahí, más o menos, iré en esta Semana de Pasión bastante desapasionada y me arriesgo a que a alguien le parezca irrespetuosa, porque en lo del humor y el amor no todo vale, pero la vida también es una re-creación del esperpento más español desde Valle Inclán, a nuestros días. 

Sí, ya sé que si hoy pongo yo también una nota menos trágica a esta crónica alguien pensará que soy poco respetuosa con lo que Martes Santo supone para los que adoran esta semana tan profana como “santa”. Aunque no sería verdad, pero quienes escribimos nos arriesgamos a gustar o a que a alguien le den ganas de “arrearnos” un guantazo … Hoy habría salido en procesión una nueva introducción a los desfiles, quizá porque no era suficiente de miércoles a domingo y qué menos que comenzar la semana cargando con el peso y las dudas. Cuando lo presentaron recién salido de las manos del artista, no pude evitarlo… ¡Anda, si es igualito a Ketama¡ (miembro de aquel grupo de flamenco-fusión español). -Sí. coreó mi gente- y las manos son del tendero “remolins”, porque lo ha pagado de su bolsillo… ¡Dios mío¡ exclamábamos al unísono con la fe mancillada. ¿Cómo sería el rostro de Jesús, en realidad, las manos, los ojos, la boca y el rictus de dormido?... Porque existió, verdad, no?... Nos preguntaba la amiga llegada de Alicante esa mañana. ¡Claro, contestó quién cree que todo existió tal como nos lo han contado... Mientras seguíamos mirando al nuevo trono y en él, arrodillado, a un hipotético Hijo del Padre avanzando con los brazos abiertos, manos de tendero y cara de cantante, a punto de cantar una Saeta flamenca entre el olivo.

Y ahí estaría hoy, por las calles arrastrando la Fe y las dudas a partes iguales. O casi… Pero, por el bien de todos, para no seguir alimentando al monstruo que acecha implacable, #quédateencasa, Nazareno y, si puedes, sonríe un poco para sobrellevar el peso de esta cruz .


CRÓNICA DEL DÍA.25.- Miércoles Santo de confinamiento. Las 4 de la tarde. Comienzo de 104 horas de tambor silenciado, sólo templado por breves momentos sobre los balcones. Hoy no hay más palabras, porque las imágenes hablan solas. El ayer y el hoy de esta misma hora llena de vida por las calles, el año pasado y el vacío absoluto este miércoles sin lógica. Sobre la ventana de mi puesto esencial, lazo negro y banderas a media asta. Pero en el duelo y el respeto está también #quedarseencasa, por eso, tamborilero, dobla la túnica y guarda lo que define a un pueblo que sabe cuánto duele un tambor roto.


CRÓNICA DEL DÍA. 26.- Jueves Santo en confinamiento. Esta noche, la Procesión de la Amargura no será desfile de tronos, túnicas ni música acompasada. Sin embargo la amargura seguirá aún su curso y no hemos podido hacer nada para evitarla. Tampoco la tarde ha sido expectativa de sobremesa alargada esperando la bajada del “Paso Gordo”, como popularmente conocemos a La Caída de Jesús. En casa no hubo familia ni amigos apostados en el lugar privilegiado que para esta tarde hubiéramos sido balcón libre para ver tamaña gesta de cargar a hombros, cuesta abajo, cinco figuras de barro y sentimiento. La noche hubiera sido larga, una procesión de calor humano y paso firme en la parte “santa”, porque la profana es colorido, ruido y algún trago de más, para no hacernos de menos, pero sobre todo montones de amigos formando cuadrilla y bebiéndonos a sorbos la vida. Ha pasado un año, y todos sus días, quién más o menos, hemos estado quejándonos de lo rápido que pasa el tiempo, porque no teníamos tiempo para nada, hasta que la primavera paralizó todos los relojes y con ellos modos y costumbres de vida. El ruido que hubiera sido de hoy sigue convertido en silencio abrumador incluso al gritarle al viento #nosquedamosencasa por imperativo de que esto no es lo que se esperaba, porque los ciclos se repiten, los días se suceden, los años son lo que queremos que sean en costumbres, tradiciones, ritos o leyendas, pero esto no estaba en nuestros sueños ni previsible en nuestros miedos. En estos momentos que las calles serían bullicio no importa por qué y cuanto, el silencio y el vacío son pieles sin palillos y calles sin horquillas ni vaivenes de creencias. Y, cuando en las soledades de otra noche, cada casa y familia con las suyas, porque el sofá es cautela compartida y la cena guarda las distancias, aunque nos reinventamos cada día, para hacer una y mil cosas que antes tampoco hubiéramos imaginado, payasadas sin límite y convertirnos en todo lo convertible, nunca antes 26 días habían supuesto tanto asombro y duda. Nunca antes 26 días habían paralizado todos los corazones por el miedo. Nunca antes 26 días habían pasado tan lentos. Nunca antes 26 días se habían sembrado de todas las sospechas. Nunca antes 26 días habían facilitado conocer tantas raleas. Nunca antes 26 días habían permitido saber que hay tanta gente y profesionales maravillosos… Pero nunca antes 26 días habían hecho posible creer en el milagro de la Vida porque nunca antes en 26 días la Muerte se había hecho costumbre… 

Ahora solo oigo ladrar un perro a lo lejos. Los gatos duermen plácidamente sin nada que los distraiga de sus rutinas. A estas horas nunca la casa era de quedarse en ella, porque lo de afuera había que vivirlo como fuera. Pero ahora contamos las horas y sumamos los días. Ya son 26 y nunca antes fueron tan demasiados…


CRÓNICA DEL DÍA. 27.- Viernes Santo en confinamiento. Lleva narrado seis años con mi “Lengua de Gata” y hoy, pese a lo inconcebible de no hacerse realidad, no le cambio nada, hoy no estamos ahí, pero siempre iremos donde el corazón nos lleve.

El Monte Calvario huele a tomillo. Como siempre, unas briznas arrancadas para el tambor, el ojal de la solapa o para impregnar las manos y que esparzan su aroma al batirse en palillos y zapatatas. Poco a poco, lo haremos desaparecer de tanto arrancarlo. Se convertirá en una planta extinta, en ese entorno horadado de cruces y recuerdos.

El gentío espera que terminen de subir todas las imágenes cargadas a hombros doloridos. El estruendo de los tambores sigue su curso; hasta que el cornetín toca silencio. Sólo tres toques deben ser suficientes. Un cuarto ya sería considerado desacato a la más elemental norma cívica de comportamiento y ejemplo. Pero el estruendo va callándose, poco a poco, desde el primer aviso. (Hay quién por primera vez duda de si el ruido hará caso al silencio)...Pero sí.

Primero son las palabras sacerdotales quienes darán un repaso a las conciencias, para finalizar con el Padre Nuestro (que a saber si aún vive en el cielo) que dará paso al Mektub, que comienza a sonar en la ladera del monte. Silencio absoluto. El Nazareno, de espaldas al pueblo y de cara a María, convertida en Dolorosa, comienza a impartir la Bendición. El brazo articulado será, los breves minutos que dura, en cada uno de los puntos cardinales, causa y motivo del encuentro.

Miro a las gentes. Me observo yo. Me giran remolinos en la cabeza. Y voy hacia atrás; a los primeros pasos cogida de la mano de mis seres queridos en la niñez perdida. Avanzo hasta llegar a la adolescencia y sigo por el camino adulto, para ir dando un paseo, en redondo, por la calle de la vida.

Vuelvo la mirada a la imagen en barro del Nazareno. Ahora ya le han dado la vuelta a él, y de nuevo despliega la mano del madero. Estoy, estamos, en el sur del cerro y, sin que Él levante los ojos, perdidos en el rictus tallado, pre-siento que me mira; nos mira. Cada vez lo percibo más claro. Y habla. Y yo me escucho decirle, sin palabra alguna: Danos salud, sobre todo: porque sin salud, todo es nada.

Le sigo mirando, como cada año, desde hace tantos. Y no tiene manos de tendero, ni cara de cantante, ni pelo de devota; como tenía días pasados. Ahora es huesos, piel, sangre, corazón, ojos, boca, oídos, pensamientos, amor, sexo, enfermedad, salud, risa, llanto, logros, quimeras… Es joven y es viejo. Un derrotado. Un valiente. Un cobarde. Un trabajador. Un vago. Un iluso. Un provocador. Un genio. Es hombre. Es mujer. Es niño…Y es tanto…

Frente a mí, a él, a ellas, que hemos subido hoy con tambor túnica y pañuelo, simplemente para ser floklore y convivir en Él. El sol por momentos se oculta. Pero el clima es cálido, sabemos que no llorarán las nubes, si acaso lloverá en el corazón de las gentes.

Otra vuelta al trono. Queda sólo un punto cardinal; el que lleva la mano articulada a la bendición del Cementerio. Y es rostro perdido en el mármol lapidario. Es nombre. Es palabra. Es una fecha de llegada y otra de partida. Es una madre. Es un hijo. Es un amor. Es un amigo… Y es Muerte y es Cruz.
Suena el clarín. Los tambores llenan de percusión el cerro. ¡Zapatata¡
Doy las gracias; una vez más, por haber asistido al día repetido, año tras año. Lo he vuelto a tener fácil; con lo difícil que siempre, a priori, me parece toda la Semana de Pasión. Todo lo de hoy me existe desde el momento que soy; porque de nuevo allí, en el Monte Calvario, he asistido a un reflejo vivo, palpable, de lo que somos.
Y aunque pasen los años siempre me servirá esta crónica, incluso hoy que, pese a tener que #quedarnosencasa, estaremos bendecidos por esa posibilidad. Hoy el Calvario se quedó solo, nosotros debemos seguir más unidos que nunca…


CRÓNICA DEL DÍA. 28.- Sábado Santo de confinamiento. "Ahí, ahí, donde un pueblo se oculta en mitad de la nada..." Hoy sería de mujeres en pie de unión y fuerza. Dice el vídeo de la Cuadrilla "La Almeja" que a veces somos más, otras menos, pero siempre juntas. Sí, hoy sería de túnica y tambor en clave de Mujer. Este día donde ni siquiera sabemos quienes somos todas las que estamos, pero sí que estamos todas las que tenemos el mismo sueño: tocar el tambor para hacer vibrar a la calle mientras se comparte el tiempo, donde todo se iguala. Túnica. Tambor. Palillos. Alegría compartida cuando las cuadrillas de puertas abiertas te dejan entrar sin preguntar ¿Qué quieres y a qué vienes?... Pero hoy seguimos, “ahí, donde un pueblo se oculta, en mitad de la nada”… Aunque quizá no estamos en mitad de la nada, pese a que llevamos muchos días ya varadas en la otra orilla, la del confinamiento, pero que, pese a todo lo que pesa, la carga se hace liviana porque tras el silencio, tras el #quedarnosencasa, se comparten redobles virtuales y un grito unánime quiere volver a ser ruido sin hora, para cerrar los bares y los puestos de feria, aunque fuera volviendo a la menta y el anís de aquellos tiempos (para volverse locos), que propiciaban que más de uno/a durmiera la resaca en algún escalón frío de la calle (No, no estoy haciendo apología de la borrachera) Yo, como mi generación, no tenemos ahora el cuerpo ni para anís ni para menta, solo me he ido hacia atrás, cuando nos comíamos el mundo sin preguntarle si era comestible, cuando presumíamos de arrastrar el alpargate lo que quisiéramos o pudiéramos, y de no dormir por ir a seguir tocando el tambor al pueblo de al lado y, al volver, comernos todo lo que alguien sacaba de la despensa sin importar si era el moje del Viernes Santo o el salchichón para la Mona que las madres tenían preparados… Nos podíamos beber el agua de los floreros que nos estaba como almendras y nos habríamos comido a Cristo por los pies, si lo hubieran hecho de gominola. Son recuerdos, tantos años de sábados profanos compartidos de amigos y no tanto, porque el Tambor es la parte profana de esta semana que llaman santa y que yo la prefiero de pasión, que iguala a todos bajo un mismo sonido o ruido, que poco importa, si lo que se consigue con él, es lo que ahora no podemos: salir a la calle y ser libres, sanos y con toda una vida sin miedos para sentirla...


CRÓNICA DEL DÍA. 29.- Domingo de Resurrección en confinamiento. 

¿Pero, volvemos después de entregar el resuello al viento. De acabar el latido de un corazón cansado. De expirar la vida derrotada ante la fea Parca y su guadaña? Otra vez las preguntas eternas y sin respuesta. Dicen los creyentes que hay que tener Fe, creer en que hay vida más allá de los huesos desnudos; porque en el último suspiro se eleva, del cuerpo acabado, un hilo parecido al humo de un cigarrillo que se llama Alma, Espíritu o Esencia Divina que nos eleva por el aire hasta fundirse con la Eternidad y más lejos, todavía... Yo que sé... Todo esto puede ser verdad, porque el Universo es tan misterioso y hermoso, como para mostrarnos la mayor belleza o reservarnos la peor sorpresa... Pero ni un solo ser querido ha vuelto a contarnos qué tal por el mundo de los muertos; aunque quizá para eso, debe esperarse, a que llegue un Domingo como éste para que, después de tanto ir y venir por la vida y sus locuras, nos lleve a la Resurrección...Ahí es nada. Volver a ser. A estar. Resucitar (?)

El Resucitado pasa por mi puerta temprano, moreno de piel, semi-desnudo, banderín en ristre y un clavel entre los dedos. Se encuentra en el camino con quién bien pudo ser su Esposa. La adorable y siempre denostada María Magdalena: que ni fue prostituta ni la perdonó Jesús de afrenta alguna. Sino que era raza y estirpe; de peso en la vida y Mujer fuerte que había que menospreciar, por aquél machismo de antaño cuya sombra es alargada y, quién sabe, por ser la digna heredera de un Hombre que tanto molestaba, por lo que pregonaba. Si todo esto que nos contaron fue verdad...(?) Supongo que fue el deseo de los que un día decidieron darle esa imagen de vuelta de entre los muertos para hacerlo creíble. Un aspecto saludable como el que muestra la imagen de barro que incitara a crecer en la esperanza de una vida mejor a la vuelta del frío de la sepultura. Pero yo siempre he creído que los muertos (porque dicen los que lo dicen que hay muchos entre los vivos) que tienen un color macilento, un andar errante y una mirada extraña alrededor de lo que observan desde su posición de "aparecidos". Pero este Domingo no. Este día todo es baile entre flores. Subida de nuevo al Calvario para demostrarle a las cruces perpetuas que lo circundan, que los clavos atravesados en la carne son lazos de seda, las coronas de espinas, un peinado afro, y los costados atravesados la rozadura de un beso. Y pudiera ser, de ser posible lo que nos cuentan los profesionales del clero y la religión que nos imbuyen desde pequeños forjando una identidad (o tampoco). 

La algarabía de las palomas surcando la mañana y esa absurda traca, rompen el miedo a morirse y no volver. Pero creo que el efecto placebo dura poco, porque la dura realidad sigue imponiéndose cuando todo esto acaba de soñarse como posibilidad. 

Se rompe la noche a las 0 horas cuando se guarda el ruido, el recogimiento, el sabor salino de una lágrima y todos los recuerdos agolpados durante una Semana de Pasión que quizá pudo ser de todo, menos apasionada...O apasionada, menos de todo...
Tambor quedo. Palillos en la mano quieta. Túnicas multicolores alejándose con el comienzo ya de los primeros minutos del año que viene, para una nueva Semana de Pasión bajo los tejados y sobre las creencias.
Y esto que tiene años narrado con esa “Lengua de Gata” que la vida me dio, sigue tan de actualidad como la Vida y La Muerte, porque tanto la Esperanza como la Duda caminan de la mano incluso hoy que #quedadosencasa para preservarnos del mal esperamos que sea verdad, que sí, que después de todo hay algo más y mejor y todos volveremos con un clavel rojo en la mano alzada...Ojalá.
Para ello debemos creer, con Fe, que seguiremos vivos.

CRÓNICA DEL DÍA. 30.- Lunes de Mona en confinamiento. Parece que fue ayer: la declaración del estado de alarma y cuando celebrábamos la mona al aire libre, y vivíamos libres de toda alarma. Pero ya son treinta días y hoy, que es festivo, mientras la lavadora da vueltas a la ropa, el lavavajillas friega lo de ayer, el polvo ha sido aspirado, se ha dado a lo posible un baño de lejía, los cristales del salón sin restos de lluvia y barro, los transportines de los gatos y sus camas lavadas, los armarios desprovistos de “porsiacasos” de invierno, las botas altas sustituidas por zapatos de primavera, alguna bolsa de lavanda esparcidas por los cajones…Todo eso al tiempo que la gata Prosa persigue al gato Verso jugando a las batallitas y ninguno de los dos tiene conciencia de lo que un día como hoy, festivo, y otrora de amigos al aire libre, mientras la cebolla del sofrito se pocha a fuego lento y el arroz con verduras se prepara para ser menú, pese a todo los peros, todo se agradece, porque eso significa que en esta casa estamos bien.
Pero qué ironía, tanto trajín un día que deberíamos haber asado en la lumbre panceta y morcillas con algún chorizo, dejando que el lomo de orza se diera de bruces con la güeña y ajustaran sus cuentas las lechugas y las habas tiernas, mientras el vino tinto midiera sus fuerzas con la liviandad del blanco y el pan de pueblo reivindicara su sitio dejando en la estacada al de molde, esperando que el bacalao se asentara en su fritura y alguna gamba perfumara el ambiente… Pero estoy aquí, dando rienda suelta a la imaginación, imaginando las vidas de pronto nuevas, con sus costumbres y entretenimientos, viendo por internet que cada casa y familia es un mundo que ha crecido por tener que #quedarseencasa, y aunque estoy deseando que las crónicas terminen, porque eso significará que todo está como debería, con el gran aprendizaje que nos quedará para los que después de esto podamos extraer lo mejor que hemos conseguido de esta lección que nos estamos dando, incluso a nosotros mismos, y darnos cuenta que sabemos aguantar lo que tenemos y valorar lo que hemos tenido, sin haber estado en la parte de la estupidez, que en estos días, también, la hay y demasiados la muestran sin molestarse en hacer nada por evitarlo. Decía ayer Ricardo Darín, uno de mis actores favoritos, en estas conexiones que tanto nos igualan, porque el confinamiento mundial no hace distinciones, que lo que más le preocupa de esta pandemia, aparte de lo evidente, es la estupidez… Pues eso… Está claro que esa estupidez hace trabajar más a los que se juegan el tipo evitando sus estupideces y, por consiguiente, un riesgo evidente para su salud, mientras luchan por evitar que los estúpidos acaben contagiados. La cantidad de trabajadores que habrán enfermado por la estupidez de tantos… Y lo peor es que cuando esto pase, seguirán los estúpidos... Porque esa enfermedad si que no tiene cura.


CRÓNICA DEL DÍA. 31.- “Escribir es defender la soledad en que se está; es una acción que sólo brota desde un aislamiento efectivo, pero desde un aislamiento comunicable, en que, precisamente, por la lejanía de toda cosa concreta se hace posible un descubrimiento de relaciones entre ellas…” María Zambrano… 
Siempre me gustó esta Mujer, con mayúsculas, por su pensamiento filosófico y porque le tocó vivir una época guerrera y oscura en la que supo encontrar el mejor modo de evasión de esa tan dura realidad (¡Si levantara la cabeza y viera por donde andamos ahora!)… Además de que era una enamorada de los gatos y cualquiera que sea felino/a, ya me tiene entre sus incondicionales… Sus frases son la realidad en la que vivió y sintió, quizá por eso me identifico en esta realidad que ya escribe este 31 confinamiento. Me dicen en casa si es que no me canso de tanto darle a la tecla: 0ra en el trabajo, ora en el tiempo de descanso hogareño y ese ir y venir por la palabra con un trasiego incansable… (Quizá por eso me duele la cabeza un día sí y otro me da una tregua), pero es que cada quién se entretiene como puede, o sabe, y porque para mí las palabras son d-escribir lo que se observa y con ello se siente, y ya que me he lanzado a darle a cada día de estos su afán, no voy a rendirme ahora pese a que comenzar un segundo mes de narrar también sobre pandemia es demoledor, pero esto no es nada comparado con lo que llevan esos verdaderos héroes de esta magnitud de la que no puedo ni imaginar cómo estarán sus cuerpos, mentes y sus ánimos, pero ahí están, dándolo todo y todos los que, al pie de la batalla, son grandes incluso en lo que antes menos grandeza se veía en lo que hacían. Decía ayer Iñaqui Gabilondo, con esa coherencia absoluta que nos regala que “es maravilloso ver ahora como son reconocidos como esenciales en su trabajo aquellos que “menos” esenciales se han considerado siempre". Lógicamente se refería a limpiadoras de todo lugar, cajeras y dependientas de supermercado o tiendas de pueblo de las de toda la vida y necesidad, camioneros, repartidores a domicilio… o voluntarios que, lo único que les mueve es ayudar y aportar desde su generosidad un granito de arena en esta locura. Y por eso, como no voy a referirme hoy a esas notas manuscritas que “amablemente” colocadas en sendos bloques de pisos ruegan que los vecinos trabajadores de la sanidad o cajera de supermercado, por el bien de los “del quinto”, y para nos ser contagiados, se busquen otra vivienda “mientras esto dure”. Claro, una se queda perpleja, un día sí y otro también (me voy a repetir), ante tamaña estupidez humana. Abundaba Quevedo en que “todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen”… Pues eso: vaya Quevedo dedicado a todos los “vecino del quinto” que en vez de agradecer tener una cajera de supermercado o un sanitario por vecinos, con lo que ello supone de posible beneficio y ayuda a la comunidad, sean capaces de tamaña ya no solo estupidez, sino falta de empatía y humanidad con quienes no pueden #quedarseencasa, como seguramente también les gustaría…

CRÓNICA DEL DÍA. 32.- Cuanto más tiempo estamos confinados más se nos ve a todos. Es increíble lo que se lee, se oye, se comenta, se rumorea y se comparte… ¡Uff!... Si salimos de ésta, para contarlo, más de cuatro van a celebrarlo no mirándose ni a la cara… Como decía Antonio Machado… “entre una España que muere y otra España que bosteza"… Pareciera que siempre estamos ahí… 

Pero claro, si hacemos caso a los que se supone que han dicho algo más que poesía, hoy me vienen a la memoria otros dos grandes dicientes, y quienes tenéis la amabilidad de leer mis crónicas y los que no, también, podéis quedaros con la frase que más os guste de las que quedaron per sécula seculorum para uso y disfrute de la humanidad, incluida la deshumanizada, ya que de su gran capacidad intuitiva que ahora yo la hago crónica, bien podrían catalogar a un grupo de los que en estos momentos están en el lado de Dante Alighieri cuando decía que “Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en tiempos de crisis moral”… O quienes se posicionan del lado de Einstein podrán creer que “La crisis es necesaria para que la humanidad avance. Solo en momentos de crisis surgen las grandes mentes”… Y ya, para quién prefiera esta otra que no sé quién fue le mente pensante que tan acertada estuvo, también puede llevársela al lado de la almohada en que menos pesadillas le produzcan los sueños, y es que “en momentos de crisis, las personas inteligentes buscan soluciones y las personas inútiles, culpables”… 

Pues hoy esta crónica va de esos pensamientos que son lados de cualquier esquina. Cada quién, diga o no diga esta letra es mía y aún quedándoselo para sus adentros, haga con ellas el uso y nunca abuso sobre la reflexión que más le parezca que se acopla a su ideario y/o posición en este tiempo que estamos y en el que se avecina.

Mientras no haya más y mejor orden: #quédateencasa



CRÓNICA DEL DÍA. 33.- ¿Qué decir, ante tanto como ya se ha dicho…? Si sigo por la calle de la tristeza, me doy de bruces con la realidad y si echo por el camino del medio, me arriesgo a que me multen por no haberme estado quieta y en confinamiento. O sea, que mientras Prosa, la Gata que vino a cubrir el vacío de Venus (el día 14 un año que cruzó el arco iris) me va dando ideas, mira incansable a la pantalla mientras el cursor recorre la delgada línea que separa la duda del pensamiento, y la gata y yo, convenimos en que hoy debe ser algo que no nos haga elucubrar mucho sobre los días que se están haciendo eternos de tanto esperar que acaben, porque no hacen otra cosa que sumar pérdidas. 
Un escritor cuando se va, se lleva todo lo que podía seguir contando, pero se quedan, por siempre, su nombre y sus historias maravillosas. Leí hace muchos años “El viejo que leía novelas de amor” que saciaban sus noches más solitarias y fue llevado al cine. y luego “Historia de una gaviota y el gato que la enseñó a volar” también está la película de cuya fábula el escritor Luis Sepulveda (que hoy se lo llevó el coronavirus), lo que busca transmitir es el respeto y la tolerancia hacia las personas que pertenezcan a etnias y diferentes, además de exponer que debemos amar y cuidar el mundo. En este enlace https://loresumo.com/c-literatura/historia-de-una-gaviota/ hay un resumen, ilustrado, muy bonito que igual sirve para niños y para los eternos niños, ya que al #quedarnosencasa a veces dando vueltas sin saber bien donde, cuando o como darle al confinamiento su afán, qué mejor que un buen libro y cine palomitas para variar. Los niños y los eternos niños deberíamos dejar volar más libre la imaginación. Hoy, la crónica es más liviana, porque la carga de la incertidumbre es demasiado pesada.
Disfrutar de la literatura y del cine nos hace más amables en tiempos de cólera.
Estos dos títulos son , sin duda, enriquecedores.

CRÓNICA DEL DÍA.- 34.- Anuncio por palabras. LA BICICLETA DEL ABUELO.
Vendo bicicleta casi nueva. Color de mar y piel curtida. Rodaje de sueños en sus ruedas. Guarda su manillar briznas de hierba seca. El piloto trasero rayos de sol antiguo. Los frenos mantienen intactas las huellas del tiempo. El sillín el peso de la vida de mi abuelo.
Se vende por imposibilidad de soportar su ausencia, al mirarla.
Buen precio, porque no puede cobrarse caro el amor, ni la sabiduría de los años, acumulados en el corazón de un hombre bueno.
Interesados, contactar en la calle del Recuerdo número uno. 
Forma parte este micro del libro "La Voz de los Días", es uno de los más tiernos que he conseguido escribir y está ahí, entre sus páginas, como un recuerdo imperecedero. Como quedarán en el recuerdo de tantos corazones rotos, los abuelos que dejaron de pedalear por la vida y las abuelas que ya no tejerán sonrisas en los niños. Hoy, que seguimos #quedándonos en casa, cuando tantos abuelos se quedaron en la otra orilla, sin un abrazo y una mano entrelazada, es hoy, sencillamente un hasta siempre, corazones...

CRÓNICA DEL DÍA. 35.- Cuantos silencios caben en “Cien años de Soledad” y cuantas “Mariposas Amarillas” volarán sobre la” Memoria de las Putas Tristes”, cuando hacen el “Amor en los Tiempos del Cólera”, junto al “Coronel que no tiene quién le Escriba” la “Crónica de una Muerte Anunciada” mientras un “General sigue en su Laberinto”, quejándose del “Amor y otros Demonios”. Pero él tuvo la suerte de “Vivir para Contarla”: aquella historia increíble entre “La Hojarasca” donde comenzó el “Relato de un Náufrago” pero qué, por más que lo intentó, no consiguió que nos creyéramos que “En este Pueblo no hay ladrones”.
Ayer murió. No ha pasado un año, sino toda una vida que ha transcurrido por su mágica Literatura.

En este inaudito tiempo de #quedarseencasa, viene Gabriel García Márquez a ser crónica porque nos legó páginas y páginas que nos llenaron demasiados vacíos y nos devolvieron un poco de cordura en momentos alocados y difíciles. En estos interminables días confinados por culpa de un desalmado monstruo, tenemos que buscar entre las ilusiones que guardamos para tiempos mejores, y no llegar a ser partícipes de esa “crónica de una muerte anunciada” y aunque "el amor en tiempos de cólera" deba ser precavido y los abrazos un bien que cotice al alza por lo difícil que está siendo compartirlos, podemos abrir un libro de Gabo, cualquiera de ellos, y tener la sensación de que nada de esto que ahora sucede es real, porque la magia está en poder imaginar, adentrándonos en el laberinto de tantas vidas que quedaron narradas, que lo de afuera sólo pasa en los libros… Soñar es posible. Soñemos pues, pero teniendo la certeza de que vosotros sí tenéis quien os escriba...

CRÓNICA DEL DÍA. 36.- El domingo de confinamiento ha sido de mirar a la Naturaleza que tengo en casa, de cortar Lirios y Lilas, de llenar el escritorio de olores de Primavera y hacer como si afuera no hubiera otra cosa que calma, porque la vida de las plantas, flores, pájaros y los gatos callejeros con su perpetuo celo no anuncian otra cosa que renovación y esperanza, porque el verde es más verde que nunca, los trinos penetran las ventanas cerradas y el aroma de las flores más dulce que antes. Todo en la Naturaleza indica que se está dando una gran respiro a unos seres y a otros una asfixia desmedida. Esperamos hasta descubrir cual es la asignatura que estamos estudiando. #quedarseencasa no siempre es agobiante, hoy la vida brotando fuera es la maravilla que también hay paralela a todo lo demás...

CRÓNICA DEL DÍA. 37.- Otros 20 de abril fueron distintos, cada uno con su afán, pero hoy facebook me recuerda esa cosa mía que me da por hacer relatos con títulos de canciones o libros, y que hoy lo traigo como crónica, porque 30 años son una vida que, hacia atrás, nos lleva a seguir disfrutando de Celtas Cortos que fueron disfrute de toda una generación de abriles en los que nada malo podía pasarnos porque teníamos juventud a raudales para comernos el mismo mundo que ahora nos va engullendo a nosotros... 
Me quedó tan creíble que alguien me digo: "Oye, menudo lío con tu novio, no?... 
Qué ocasión tengo hoy, 20 de abril... “Recuerdo aquel tiempo en que se fumaba un tabaco llamado ”celtas cortos” y me gustaba especialmente el grupo Celtas Cortos que me dieron un pistoletazo de salida para que yo mandara a paseo a un novio que no tenía dos dedos de frente y un buen día le dije “Ya está bien”…Estoy cansada de “Gente Impresentable” porque “En estos días inciertos” “Soy lo que soy” y me sobran “Un millón de motivos” para no seguir contigo ni con tu manía de llegar “Siempre tarde”. El me preguntó “¿Qué dirá la gente?” y “¿Qué voy a hacer yo?”…A lo que le contesté…Pues seguir con tu “Monólogo con ron”…Y él respondió: “Trágame tierra”. 
Cuando le dije “Tranquilo majete” que “Todo es ponerse”, se le cambió la cara y me contestó que me esperara a que él supiera recorrer “La senda del tiempo”…Y cuando le contesté que volvería el “20 de abril” que esto era “Un sin vivir” y que yo no quería verme como los “Retales de una vida”, El con insistencia me decía que “Hay que volver”…pero yo fui categórica “Prefiero el vino” y “La lluvia en soledad” “Conocer gente distinta” O sea, majete, que “Tienes la puerta abierta”. Y aquí estoy, “Aguantando el tirón” después de que ha pasado ya mucho tiempo de todo aquello. Los Celtas Cortos son un bonito recuerdo y fue como si, tras de ellos, yo hubiera entrado en “El túnel de las delicias” porque ahora mi pasión por la música celta sigue y a ella no la quiero despachar como a ese novio que parecía un “Pajarico” cuando salió de mi vida, diciendo que cambiaría y yo, echando el cerrojo comencé a canturrear "Cuéntame un cuento"...
Celtas Cortos reaparece con la canción "20 de abril" para recaudar fondos para Médicos sin Fronteras para la lucha contra el Covid-19 que es el demonio de este tiempo al que hay que derrotar para que no siga apoderándose de nuestras vidas.

CRÓNICA DEL DÍA: 38.- Tras las rejas el color y la vida. La realidad de un confinamiento. La fotografía que hoy traigo refleja, sin duda, lo que estamos viviendo. Conce ha retratado la belleza y el color, pero también la soledad que se esconde tras unas rejas que es lo que llevamos viviendo todos estos días en mayor o menor medida. Un árbol cuyos frutos son libros abiertos y, felices y confiados, sentados frente a la Naturaleza, dos gatos descansan sin miedo a ser molestados. Uno pintado. El otro plácido en su vida callejera y vacía.
Pintamos esta pared las integrantes que formamos El Club de Lectura “María Zambrano”, junto a alumnas (niñas y eternas niñas) de la U.P. para dejar las paredes llenas de luz con mensajes de Esperanza en ese lugar donde la” Igualdad es compartir un columpio en el parque”, o “Juguemos libres para crecer como iguales”. Pero ahí se quedaron: los mensajes, los dibujos, el color y los juegos pintados en el suelo, porque poco podíamos imaginar que días después ese espacio de vida quedaría sin terminar y precintado por culpa de una pandemia demoledora. 
Las veces que debo salir a lo imprescindible, metida en el coche, sola, con una mascarilla en la boca y unos guantes de latex, el Árbol de la Literatura y la Vida, reflejadas en la placidez del Gato de espaldas al miedo, me gritan desde la pared aún impoluta porque nadie puede tocarla, que quieren ser parque y niños, balones y bocadillos de choped, agua desparramada de la fuente, madres y bicicletas sobre la acera…
Miro el parque y miro la calle. Solo veo el tiempo transcurriendo. Vacío, demasiado vacío.
Pero #quédateencasa, porque cuando esto pase, y cada vez se acerca más esa posibilidad, podrás ser niño y niña de Parque, aunque tengas tantos años que puedas volver a ser lo que quieras…

CRÓNICA DEL DÍA. 39.- Buscando en mi Bosque Animado encuentro de todo. Hoy dicen que es el día de la Tierra y como yo soy esa Voz de los Días, rescato esto que dejé sobre los árboles hace ya una década, cuando mi mundo era ese Bosque imaginario y lo traigo para que podamos comparar qué escribí en el 2010 y qué ha cambiado en cuanto al comportamiento del ser humano con la Naturaleza en 2020, o al revés... Hoy, que debemos #quedarnosencasa porque todo está como está: la humanidad pereciendo y la Naturaleza más viva que nunca…

En días como hoy.
La modulada voz me hace abrir los ojos y subir las persianas.
La gata me regala el primer maullido aniñado y la jornada comienza al mismo tiempo que la bruma del sueño desaparece dejando una estela onírica en la almohada.
La radio, ese mágico mundo de figuras imaginadas con voces timbradas y suaves, comienza a desperezarme con noticias que no han dormido la noche.
La tierra tiembla. Se parte en dos y engulle la vida. Un terremoto. Lluvias torrenciales. Incendios en los bosques…
El sonido estremece el despertar envuelto en la cotidianidad de la tragedia. Durante mi sueño, el mundo no ha sucumbido a los encantos de Morfeo. Ha sido testigo de los embistes de la Naturaleza que pone miedo a las lágrimas y tiñe de negro la esperanza. Del llanto de los niños y el lamento del viento.
¿Qué es de ti, Tierra? ¿Cuánto dolor te hemos infringido para que te defiendas y nos entregues al lodo de la hecatombe?...
En días como hoy.
Gritan las conciencias mientras me informa la voz desde las ondas.
Mucho hacemos mal, me digo, mientras el agua caliente me reconforta y el aroma del jabón me presenta a su espuma blanca. 
¿Cómo podemos evitarlo?
La toalla seca la pregunta y mi cuerpo agradece al dios de la Vida que el tiempo fuera no sea de luto.** Que la calle permanezca entera y los pinos conserven la Procesionaria mientras la Ardilla come piñones. Que los gatos de colores ronden a mi gata. Que la chimenea emita el humo del pan horneado. Que, un día más, cautelosa pise la calle donde comienza el bullicio aunque las caras vistan legañas de noches dudosas y se perfumen los cuerpos con el aroma de la duda.
En días como hoy.
Y, mientras las noticias siguen aterrando la vida…Aún queda mucho por hacer… Y quizá la Tierra, tarde o temprano, nos haga entender que ella, Madre Tierra, nunca quiso el mal que a veces nos entrega.

**10 años después de este relato el Planeta Tierra si está de luto... Pero hay mucha vida en los bosques...


CRÓNICA DEL DÍA.- 40.- Cuarenta días. Cuarenta noches. 
No hay diluvio, todavía, pero llueve sobre los campos fértiles de primavera y surcan los cielos palomas blancas con ramas de olivo en el pico.
Animales sueltos, son gratitud a nuestra tragedia. Nos saben ausentes, con el mismo miedo que ellos tuvieron, pero ahora ocupan las calles que nosotros miramos a través de cristales manchados de llanto y lluvia. Ellos son la libertad a nosotros arrebatada. Trinan más fuerte los pájaros y nosotros hemos enmudecido. El miedo nos vendó la boca y nos puso grilletes de goma en las manos. Hablamos bajito (aunque a veces no tanto), para no despertarlo. A él, ladrón de lo que tuvimos y no supimos que era nuestro. 
Pero todo esto pasará.
Solo una delgada línea nos separa de comprender que volveremos a ser, nosotros de las calles y ellos de todo lo demás.
Cuarenta días confinados y todo es como nunca imaginamos. Ni siquiera nosotros...
#quédateencasa nos ordenaron hace ya una auténtica cuarentena. Postergados quedaron los libros en las ferias y los stand callejeros los hemos cambiado por paredes interiores, este Día del Libro confinado, pero si hay que hacer honor a la verdad, los libros son tan agradecidos que, pese a las puertas cerradas, nos permiten ser libres a base de imaginación... justo lo contrario de lo que nos ha pasado con todo lo demás...Que no fuimos capaces de imaginar.

CRÓNICA DEL DÍA.- 41.- Que esto parece una pesadilla no hay quién lo discuta, pero que además es surrealista, ya es para no saber si dejarse rastas en el pelo o las venas largas. Antes de toda esta locura pandémica, una ya se daba cuenta de que no tenía edad para viajar casi gratis con el Imserso, pero tampoco para acceder a según qué ayudas o bonificaciones, por ejemplo si eras mayor de 30 años o concursar para algún premio si eras menor de 18. Total, que entre unas cosas y otras, que tenemos una edad que tampoco es la de merecer, aunque nos merecemos todo lo bueno y mejor que pueda pasarnos, pero yo, y no sé vosotros/as, me he ido dando cuenta que tenemos una edad que ya no viene bien con casi nada, o sea, que estamos ahí como en un limbo temporal. Ni jóvenes ni viejas, maduras como que tampoco… porque yo madura siempre veo a la fruta…Pero, bueno, a lo que vengo. Resulta que muchas familias de España están de enhorabuena, porque en una casa si y en otra casi también, se están preparando una y gorda, es decir que los menores de 14 años que tengan la suerte de tener tan bonita, aunque difícil edad, están como si se fueran a las Bermudas o a escalar el Kilimanjaro. Una algarabía inusual se ha colado de pronto en sus vidas y yo no sé muy bien, en qué puede acabar tanto trajín haciendo el equipaje tan así, de pronto y sin tener muy claro qué meter en la mochila. Por ejemplo puede ser un par de guantes de goma y una mascarilla con dibujos de Mickey Mouse y con eso y un botellín de agua, para el susto de verse de nuevo, nada más y nada menos, que EN LA CALLE…Claro, que 1 km. Después de vuelta al hogar, dulce hogar y, eso sí, todo el bagaje habrá servido ¿para qué?, pues sencillo: para que las madres se entretengan viendo dar vueltas a la lavadora al volver a entrar, porque uno no puede volver a tumbarse en el sofá tan alegremente . Pero, oh, ventaja de ser niño, niña o perro… 


#quedaosencasa siguen diciéndonos a los que no podemos invocar ni al niño/a interior que se nos quedó dentro para poder prepararnos la mochila y salir de excursión con nuestra madre llevándonos de la mano, a la vuelta de la esquina.

CRÓNICA DEL DÍA. 42. - Hoy la tarde ha sido de recoger gobanitas en mi huerto. Si no fuera de Tobarra igual la debería llamar Asphodelus fistulosus, pero es lo que hay… Desde que tengo uso de razón me han gustado especialmente. Recuerdo cuando era una cría y podíamos libremente ir para los cerros, unas veces al de la Encarnación, donde no quiero “señalar”, pero más de una recibía una azotaina por romperse las bragas de tanto resbalarlas por el tobogán de piedra lisa… Aprovechando el juego al aire libre, y libre de contagios , se podían coger gobanitas para llevarnos un ramo como un trofeo gratuito. Los floreros se llenaban de vida silvestre y las casas tenían el aroma a naturalidad. Hoy, mientras una piedra me reposaba para disfrutar también de tanto pájaro que trinaba en la limpieza de la tarde y ningún ruido les opacaba, he querido que fueran testigo del día que se sucede entre más de lo mismo desde ya cuarenta y dos días y que, además, son irónicos, porque parece que han transcurrido demasiado deprisa para lo lenta que nos está pareciendo la alarma esta tan alarmante. Hoy sábado no tengo ganas de discutir con la vida de lo que pasa por las noticias que nos entregan, que ya no sabe una que creerse de todo este maremágnum de noticias entregadas, que yo creo que ni saben de lo que hablan los que creen saber de lo que se callan… En fin… #quédateencasa le he dicho a Verso cuando pretendía quitarse su arnés e ir tras un gato foráneo que lo estaba molestando. Y, como si supiera que es lo que toca, lejos de correr hacia todas partes, como hace otras veces, y como presintiendo que no podía ir detrás suya, ha corrido a mi lado, porque él sabe que yo soy de las que respeta que no debo correr libremente por ninguna parte, saltando riscos porque hasta eso me está vedado, ya no solo por el confinamiento, sino porque no estoy yo para más sobre-saltos…


CRÓNICA DEL DÍA.- 43. Impresentables e irresponsables. Aún lamentándolo, no me esperaba otro comportamiento de algunos padres de familia (retratados están) que, igual que han cansado a los perros hasta no poder más sacándolos a pasear para pasearse ellos, hoy (salvo honrosas excepciones) han demostrado que no se puede apelar a su responsabilidad, porque no la tienen, siendo una temeridad dejar en manos de quienes solo viven con la ilusión de sentarse a tomar el sol en la calle y que no han tardado en utilizar ahora a sus hijos para hacer de la advertencia del distanciamiento social caso omiso y una feria de abril, pese a estar en Albacete, en Madrid o en cualquier parte donde el primer día de “desescalada” es una rabia mal contenida de quienes seguimos encerrados y cumpliendo lo mejor que podemos con lo decretado, al ver las imágenes de absoluto desprecio a la más elemental norma cívica de comportamiento ante una situación de riesgo por contagio tan enorme, como en el que nos encontramos. La primera en la frente, y esto el primer día, que se esperaba que salieran “tímidamente y con respeto” (já), ya veremos los siguientes días si es que este aviso a navegantes no sirve para poner remedio y vuelven a “encerrar” a los padres para que no acaben contagiando hasta a los perros (víctimas también colaterales del despropósito). En las imágenes que hemos ido viendo en TV los niños en cuarentena han demostrado más inteligencia y responsabilidad que ahora muchos de esos progenitores…

Esta mañana oí niños tempranos. Vi una madre, un niño y una niña bajar la cuesta sin alborotos, solos los tres. Una media hora más tarde, una madre con su hija ambas con mascarilla, caminaban por el mismo sitio, solitario, y su civismo me ha emocionado. Luego, he oído otros niños y lo que supongo era un padre, en los mecedores de más arriba y hasta ahí, todo perfecto. Normas acatadas. La primera sensación ha sido rara, como si ver niños después de 43 días fuera como si los extraterrestres hubieran dejado el Ovni en pleno cerro y hubieran descendido a las calles solitarias para merodear y ver que tal es el pueblo donde se posaron. Pero luego están las fotografías de la vergüenza como en parques o calles de Albacete, Madrid, Valencia… y quienes respetamos absolutamente todo lo respetable, supongo que, igual que yo, no sabremos bien que afán darle ahora al #quédateencasa, después de ver las calles abarrotadas de gente en grupos y que, para nada esas imágenes hacen pensar que mañana y sucesivos días será diferente. Supongo que cuanto antes nos contagiemos todos, antes se controlará el contagio… Y la economía retomará la “normalidad” Pues con esa premisa y la estupidez humana, que Dios nos pille confesados…


CRÓNICA DEL DÍA: 44.Hoy, se me ha hecho el sueño sobre las pestañas y un cansancio sobre lo exterior me ha desinflado las ganas de continuar con las crónicas. Pero no lo haré, porque no soy yo de las que tira la toalla y con ellas seguiré hasta que nos levanten el confinamiento, aunque por tener el tiempo que tengo no sé cuando ni en qué turno me tocará. Espero que sea en el que el miedo se halla disipado y la cordura vuele sobre los tejados.

La reflexión hoy asomada al muro de estas lamentaciones "covíricas", es poema de Mario Benedetti, porque si algo tienen los grandes es que saben decir mucho en líneas cortas sobre la vida extensa...

Cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea
cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada
Cómo voy a creer
que el mundo se quedó sin utopías.

Eso, como voy a creer que #quedarseencasa es lo peor si lo que nos mantiene es la esperanza de que puede haber un tiempo mejor tras las calles apagadas y las voces roncas de tanto gritar, basta...



CRÓNICA DEL DÍA: 45.- Intentaré ser breve con el cabreo que me acaban de producir las personas que, bien intencionadas, le dan a reenviar a un vídeo que algún impresentable malintencionado le ha dado por recuperar de hace 5 años, en concreto de marzo de 2015, como si fueran las manifestaciones de hoy mismo de una tonta metida a lista, y que de tan absurdo y lamentable ahora sirva a otros, pero con un despreciable deseo de asustar más a la gente de lo que ya estamos, y me meto también, porque en absoluto voy de que el susto es de los demás. A quién más o a quién menos nos preocupa, y mucho, tanto la situación de pandemia con el resultado de hasta ahora y el de después. Pero no me entra en la cabeza que haya gente tan inmoral, porque estas cosas hacen un daño incuestionable a quienes, inocentemente, se lo creen y ni siquiera tengan la idea de ir a youtube y ver la fecha del vídeo. Rulan y rulan ya no los bulos, sino las idioteces que la de turno dijo y ahora alguien rebusca en el ayer para sembrar en estos momentos más duda, discordia y, sobre todo, acrecentar el odio por si eso dicho hace un lustro ahora fuera una solución que alguien da por buena para resolver. Dirán pues tiro la bomba y " a quién Dios se la de San Pedro se la bendiga"... Así no, mala gente, así no... Hay mucho dolor por ahora e incertidumbre para mañana y sembrar más pánico en estos momentos, se piense como se piense, con desafortunadas ideas de tiempo tan atrás, es para que se os caiga la vida de vergüenza... 
Pero es lo que tiene ponerse a escribir a estas horas que aunque el #quédateencasa aún colea, yo espero que sea por nuestro bien. No concibo yo mi vida si no es con la esperanza de que mañana siempre pueda ser un día mejor...

CRÓNICA DEL DÍA: 46.- Hoy es el día internacional de la Danza. Y he oído hablar en la radio de Ohad Naharín que dijo que” no olvidemos nunca de bailar un poco cada día… y cuando lo hagamos que no sea frente a un espejo”… En sus clases de danza los espejos no existen porque mirarse no es lo importante, sino sentir… Y mientras me agobiaba con la mascarilla en la compra, conduciendo, aparcando y volviendo a conducir el coche para llevar sustento a mis mayores que no pueden pisar la calle: una, por la edad, la otra, porque los pies nunca le fueron generosos, he tenido claro, a través de la radio que me acompañaba, para no ir tan sola, que hoy la crónica sería más liviana. Como livianos son los que danzan. Los que se elevan por encima de lo que les puede pesar como una losa y se convierten en pájaros que sobrevuelan lugares donde se esconden los rencores y los egos no se miran a ningún espejo, porque como dice Ohad, mirarse no es lo importante, sino sentir. Sentir o no sentir, esa es la cuestión ¿o era ser o no ser?... Quizá sentir y ser sea lo que nos pueda permitir danzar…
Cómo es de entretenido escuchar la radio. Sobre todo cuando es ella la que primero nos pone a danzar en la hora en que hay que desperezarse de los sueños o de alguna pesadilla. Y hoy, a través de la radio he sabido que la Danza tiene, como no, un día internacional (por cierto todo lo tiene, bueno, creo que menos la sopa de sobre) y he aprendido algo más y es que “la Danza es un Poema en el que cada movimiento es una Palabra”… Nada más y nada menos… Pues hay que danzar un poco cada día, no importa si desnudos o con los pies vestidos. Pero danzar, porque es pisar sin hacer ruido el camino. 
Y con esto es suficiente para #quedarseencasa. Pero hoy, he sabido que Ohad Naharín es también un Mago de la Palabra, que sabe doblarse que no doblegarse... 


CRÓNICA DEL DÍA: 47.- Nos vamos acercando, poco a poco, pese a tener que guardar la distancia, todavía, y algunos metros más dependiendo de cómo se vaya, si con uno mismo o al rebufo del que nos precede. Las aceras pueden llevarnos a la contra, saludar al de enfrente e imaginar quién nos saluda o saludamos con la boca llena de trapo. Unas veces nos reconoceremos por la voz, otras por los andares. Los más atrevidos irán con las manos libres y la boca resoplando gotas a las que imaginaremos malditas, aunque sean inocentes. Durante unas horas y a unas horas concretas. Cada quién con la que le toca. Con esa asignación de tiempo como cartilla de racionamiento. Aquella que muchos no vivimos, pero la sentimos cerca de tanto escucharla a nuestros mayores. Los que ya no están, pero siempre estarán presentes.
Esto es lo que ahora se llamará la “Nueva Normalidad”. N/N en el mundo de las siglas. Lo que está claro que no hay nada claro, pero iremos intuyendo la respuesta según nos vayan desescalando y veamos los resultados de aquí a no sabemos hasta cuando. Nunca una situación de vida podrá ser más atípica. Desde cuadricular las playas a poner mamparas entre el café solitario y la cerveza rápida. Pero todos iremos viendo la vida a través de metacrilatos, no se sabe si también los llegarán a decorar con laca de bombilla para que resulten más divertidos y podamos ver a su través la vida de colores, desde que la N/N nos invada.
Voy a cambiar el #quédateencasa, porque es inminente que dependiendo del grupo en el que nos encontremos (no digamos la edad, para jugar a la sorpresa en la hora del encuentro), podemos estar en el #salgounrato o en el #mevuelvoaencerrar… Todo, a partir de ahora es eso. N/N y esto no ha hecho más que empezar…

CRÓNICA DEL DÍA: 48.- La verdad es que veo imágenes de hoy y se me hace el razonamiento un nudo gordiano. Personal sanitario y otros de la calle, apiñados celebrando que Ifema está desmontándose y eso es una maravillosa noticia, por supuesto, pero por otra parte ellos mismos que fueron los que comenzaron a recomendarnos y luego pasó a obligación, que nos quedáramos en casa para descongestionar todo lo abarrotado y no contagiarnos como si no hubiera un mañana, por lo que el peligro estaba y sigue estando en la cercanía y el abarrotamiento. Primero nos dijeron que deberíamos guardar la distancia de seguridad de un metro entre cuerpo y resuello. Luego que dos. Más adelante #quédateencasa y solo asoma la cabeza por el balcón, si tienes uno para asomarte. Y esta misma mañana se apiñaron y al parecer abrazaban y apretaron las manos, dice la prensa, que los ha pillado in situ, y una misma, repito, se vuelve tarumba intentando descifrar el código genético de la humanidad para medio entender por qué nos contradecimos tanto que solemos vender la piel del oso antes de haberlo cazado. Y luego siguen apareciendo imágenes de calles abarrotadas de gente por barrios de Madrid y no se sabe si es que han coincidido todos en la misma hora o se han encontrado unos con otros antes de que les finalice el tiempo a los que primero salieron… Total, que en unos días ni mamparas en los bares ni playas cuadriculadas, porque no se le pueden poner puertas al campo y a los toros, aunque se enfrentan a una muerte segura, en cuanto se les abren las puertas del toril, salen embistiendo y a por todas.
Viendo esas fotografías de personas tan juntas todas algunos sin mascarillas ni guantes, es una barbaridad manifiesta que mañana, los simples mortales, comencemos a salir de uno en uno, y si somos dos guardando las distancias bien distanciadas. Si montamos en bicicleta casi 10 metros por lo del resoplido en el viento y tragárselo el del rebufo. Solo tres niños y un progenitor. Un mayor dependiente con un cuidador y bien tapados. De ir un hijo a ver a sus padres, de eso nada, porque viven a dos kms y solo se puede recorrer uno y si es en coche aún solo uno delante y otro detrás, porque si no la multa es segura… Y todo eso en horas distintas para no coincidir las edades ni los achaques… 
Si hasta al “pobre” de Rajoy le pueden “caer” 600 € de multa por pillarlo in fraganti, por ir con él mismo y sus insensateces dándole vueltas a la manzana de su nueva vida (dice hoy el telediario)… Pero eso sí, esta foto es de hoy y ¿quién le pone el cascabel al gato?
#estonohayquiénloentienda… Y #quédateencasatú, que yo me lo salto a la torera (que diría alguien que no tuviera dos dedos de frente)… País, que decía Forges…

CRÓNICA DEL DÍA: 49.- (Penúltima) Las crónicas llegan a su final confinado. La desescalada nos va dejando salir a la calle y el encierro se vuelve más liviano. El tiempo hacia la esperanza es un paseo controlado (menos los desafortunados momentos de gente que siguen agrupándose en sus salidas “controladas” que ojalá no empeoren lo que vamos consiguiendo). Quizá pronto podremos tener reuniones de amigos (limitadas en número), que como siempre respetaremos quienes respetamos y el resto se lo pasarán por donde les quepa su desobediencia. Hoy, ya hay voces continuas sobre los columpios y una estridente moto quartz (que hacía muchos días que no rompía la tranquilidad), ha subido y bajado la calle conducida por quién quiera que sea que se esconde bajo su casco con ese un ruido endemoniado que molesta hasta a las avispas. Poco a poco, nos vamos sintiendo libres de nuevo y las calles van recobrando los sonidos que casi habíamos olvidado. Hay algo que ha mejorado con el silencio y es la claridad de los trinos, al despuntar la mañana.
Mañana 50 días de crónicas terminarán su rutina sobre las consecuencias de esta pandemia y su confinamiento, que han dado para mucho. Risas, llantos, alegrías, tristezas, asombros, enfados y opiniones… Personas que se han podido molestar por leerlas, otras que se han sentido identificadas y muchas que han encontrado un momento de entretenimiento con su lectura sobre la cotidianidad en momentos de incertidumbre y que han brindado corazones encantados a mis “decires y sentires” que acaban siendo propiedad de quién los lee y lleva a cualquiera que sean sus momentos y han agradecido que las ideas, interpretaciones, creencias y los porque sí, de quién es única responsable de lo que aquí queda, se hayan colado en sus horas de no saber bien como llevar el caos este en el que de pronto nos vimos inmersos. Agradezco enormemente, a todos y cada uno/a que han vivido las crónicas y haber estado dentro de lo que a la vida le sucede en retazos de escritura. Los comentarios y los me gusta. Incluso los silencios porque eso es señal de que pasar de puntillas por lo de otros tampoco es malo. Ya dije en no sé qué crónica que escribir es esto, gustar o que te rechacen sin paliativos… Lo peor sería pasar desapercibidos, así en la vida como en la fantasía… Siempre dije, digo y diré que la escritura y el pensamiento deben ser libres, y, sobre todo, respetuosos… Porque ni siquiera es posibilidad de nosotros mismos de que la libertad y el respeto no nos sea arrebatada por un virus maldito.
Hay que dedicarse a hacer otras cosas. A idear qué haremos con los días que comienzan a ser calurosos y se acercan a lo que hubieran sido momentos de preparar lecturas y actividades para niños y eternos niños y que pronto podamos volver a ser libres del todo para contar de otra manera, porque con lo que no contábamos es que se nos perderían en el camino los sueños y la posibilidad de que los momentos fueran cubriéndose también de fantasías. Pero ahora tenemos que ir reinventando la vida que nos quedará cuanto esa N.N. (nueva normalidad) sea eso: Normalidad…


Crónica del día: 50.-DÍA DE LA MADRE. Perdona, Madre, que hoy no pueda llevarte flores y un beso. No puedo ir más allá de la distancia que hay de mi corazón a los recuerdos porque hoy están reducidos a un km. Y, ya ves, eso no da para ir donde se quedaron todos los besos que casi nunca nos dimos. Solo en ocasiones, cuando la vida era propicia y los momentos fueron todo lo que ahora no puede ni desplazarse para ir a verte a esa casa donde te cambiaste y que es la que conservarás para siempre.
El último paseo que dimos, tú ibas delante de mi y yo seguía el féretro que llevaba tu nombre escrito en letras negras en cinta adhesiva transparente y no había dudas de que eras tú, pese a que yo no quise verte en ese rictus definitivo, porque nunca quiero ver a la muerte de cerca, no por miedo, sino porque prefiero que sea la luz eterna quién me acompañe en todos los recuerdos y no la mirada opacada por lo inevitable. 
Morir no es lo definitivo, dicen quienes creen en que hay vida más allá de la vida. Yo, no lo sé, pero voy a imaginar que es cierto. Que seguiré teniéndote de Madre y que cada día en un momento como hoy, podré escribir algo sobre ti y todo lo que fuiste y seguirás siendo.
¡Sabes, el mundo lleva 50 días perdiendo madres! Algunas no se sabe dónde quedaron ni por qué tuvieron un adiós sin despedidas. Creo, que la muerte más digna es morir en nuestra casa y en nuestra cama. Echarse a dormir y no despertar, o hacerlo con la convicción de que no se verá la luz entrando de nuevo por la ventana y no tener miedo. Pero morir es inevitable y hacerlo con dignidad un privilegio. Tú tuviste ese privilegio y yo te pido que nos reserves, porque las madres conserváis todos los poderes, que cuando nos toque lo hagamos en nuestra cama, en nuestra casa y sin miedo. Hoy, recuerdo que el pasado año me dio por fotografiar tu mano y la mía. Quizá nada es por casualidad. Los rostros a veces se desdibujan, pero las manos unidas forman un lazo indisoluble y es lo último que conservo de ti, además del corazón echándote de menos.
Casi nunca sabía que regalarte, porque te sobraba de todo, menos vida para seguirla. Pero voy a regalarte hoy lo mejor que sé hacer (o lo intento) que es escribirte cosas y, al mismo tiempo, con tu permiso, lo quiero compartir con todas las madres que se han perdido en estos 50 días y no han tenido un camino para su féretro delante de todos los hijos e hijas que las perdieron, ni fue posible llevarles flores y besos en su último paseo a la casa definitiva, como la tuya, que conservaréis para siempre.
A todas os regalo hoy lo mejor que tengo que es la Palabra y, sobre todo, Madre, el más anhelante deseo de que tú y todas las madres encontréis la eternidad.


Las crónicas terminan en el día 50 del estado de alarma.  Comenzó la desescalada y el confinamiento ha sido relajado con cautelas, esperando que la gente (que no toda) siga siendo responsable y no se salte las normas que son, en realidad, lo que nos hace seguir con la responsabilidad precisa para evitar un rebote indeseado. Pero como decía Rafael "El Gallo", hay gente pa tó... 

2020 se me llenó de relatos sobre la pandemia, pero el olvido (o descuido) pasó por alto entrar con mi Voz y los acontecimientos. En la Cuerva Literaria de Barrax fuimos de nuevo, pese a la situación, con la boca tapada, pero no callada... Dos cuentos surgieron también de esos días en confinamiento: LLANTO SOBRE LAS BALDOSAS Y SABER MIRAR. Aquí quedan, para que con el tiempo comparemos lo que vivimos ayer y lo que vivimos ahora.


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