Salón de palabras

Bienvenido/a. Has abierto una puerta a un mundo mágico. La Voz de los Días tiene la facilidad de convertir la cotidianidad en sueños posibles, de hacernos ser lo que siempre hemos querido ser; volar con la libertad de un pájaro, dejar que la imaginación nos lleve a aquellos lugares que nuestro cuerpo no se atreve, o a veces no puede... En definitiva, ser nosotros. Leerme - me permito lector/a ser osada-, será para ti la prueba de que la Palabra consigue, y en este rincón especial al que has llegado, que poco a poco te quedes atrapad/a y no quieras seguir dando vueltas en busca de lo que ya has encontrado... En este libro cualquier sensación se parecerá más a un sueño que a una posibilidad. Ponte cómodo/a... Y si quieres conseguirlo, tus deseos son órdenes.


viernes, 23 de septiembre de 2022

LA CARTA QUE QUIZÁ TE LLEGUE

 


Siempre hay más por venir, siempre queda, un poco más, un minuto, la lanza, un segundo, la fiebre, y otro segundo, el sueño —la lanza, la fiebre, mi dolor y la palabra, el sueño, y también el interminable tiempo que ni siquiera vacila ni aminora el paso tras nuestro acabamiento y sigue añadiendo y hablando, murmurando e indagando y contando aunque ya no oigamos y hayamos callado”. Javier Marías.

Nos has dejado un poco más solos, Javier. Pero siempre nos quedará, si no París, al menos la esencia de tu Palabra que tanta compañía procura. Y eso nos hará más fácil el camino que nos quede por delante, porque “siempre hay más por venir”, o para poder verlas venir, que no siempre es fácil, como no lo fue saberte por entero, pese a tanto que nos entregaste, para los restos.

Tú, que parecías enigmático (y quizá lo fueras), nos has dejado, eso sí lo tengo claro, un poco más solos, y me repito… No de tu prosa, que la tendremos per saécula saeculorum, sino de poder verse en tus ojos pequeños de mirada grande, para abarcarte.

¡Ay, que mente la tuya, Marías…! Como quisiera ya haberte leído todo, por completo, más no me dio tiempo aún la vida, para aprenderte.

Pero no te has ido, que nadie lo piense,  por tanto que nos procuraste desde “tu dolor y la palabra” y ahí se quedan, entre nosotros,  para volver a reencontrarte en cada esquina del tiempo y la memoria.

Y eras tan tú, Marías, que por eso sabías tanto de antemano, porque lo tenías claro, y lo dejaste negro sobre blanco: "Seré amado cuando falte"... Pero también antes, Javier, también antes.

Artículo: In Memoriam

#JavierMarías