

CRÓNICA DEL DÍA: Aún resuenan en mis oídos las voces de ese encuentro; la mía y de Máximo Huerta en un día que es para guardar en la memoria de la vida en los libros que fue el lema para hablar con el escritor que tuvimos la suerte de tener en Tobarra. Un escritor al que antes no habíamos leído en el Club de Lectura, y con motivo del encuentro devoramos todo lo que encontramos de él, para poder conocerle y llegarle, porque te “come” las preguntas. “Es que hablo mucho, dice”, y lo hizo, y lo hicimos. Hubo algún momento de no entender, por su parte, cuando se le dijo que por razón de agenda programada, tenía que firmar libros en “diferido”, es decir: sin rostro, nombre y palabras de quienes buscan una dedicatoria y la fotografía que inmortalice al hombre amable y la suerte de estarle cerca. Pero supimos los dos vender bien sus historias, y eso me dicen sin parar, aún, todavía, que sigo recibiendo felicitaciones por mi suerte de estar ahí y la forma de saber “entrarle”. A la salida a la plaza de la Casa de la Cultura, había una cola inmensa de gente lectora ávida de la dedicatoria y fotografía, que un escritor cercano, que cuenta con el lector, hace posible. Y hay quién ya tenía el libro firmado, en diferido, y se compró otro para el directo, cercano y afable.
Yo tuve suerte, lo sé, de que en la Biblioteca y por ende mi Club de Lectura María Zambrano, de Tobarra, me eligieran para ser su entrevistadora, bueno, quién charlara , que es lo que prefiere que se haga con él, charlar, en ese escenario parisino, cercano y musical, que le preparamos, donde me permití sorprenderle, como me lo dice entre aplausos. A mí se me da bien contar historias, mis libros e incursiones literarias por muchos rincones, así me ayudan a hacerlo posible, pero estoy segura que nadie, absolutamente nadie, le haya hecho nunca una especie de storytelling con todos los títulos de sus novelas, cuentos y relatos… Tras un biombo de libros, y antes de hacerme presencia frente al escritor grande, de palabras elocuentes que lo dicen todo, le sorprendí, y eso es bueno…
““que sea la última vez” que “escuchando el susurro de la caracola”, frente a “Elsa y el mar”, haciéndose realidad “la noche soñada” que siempre imaginamos, deba pedirte que “no me dejes”, porque ya sabes que “mi lugar en el mundo eres tú”, aunque seas como “la parte más escondida del iceberg”, y yo no pueda imaginar otro “firmamento” que nos acoja sobre “la intimidad improvisada” que tantas veces compartimos; la que siempre me lleva a querer disfrutar contigo y poder gritar “viva la dolce vita”, aquella que nos hizo vivir momentos tan divertidos. Aunque yo siempre tuve claro que “con el amor bastaba”. Pero quizá, ahora, tengamos que “partir de cero” y eso suponga tener que vender “mi pequeña librería” en Buñol, para poder abrir “una tienda en París”, en la que, como siempre, Doña Leo será el alma perruna de la literatura, la que nos une, sobre todas las cosas, porque, con los libros, somos lo que queramos ser.
Muchas veces creo que somos felices, mientras escuchamos ensimismados a “la banda de Olivia” o cuando leemos a ese gran contador de historias que es “el escritor” MAXÍMO HUERTA, que nos hace soñar que un mundo mejor es posible, si conseguimos encontrar el amor, la libertad y tiempo para disfrutar de todo lo bello que la vida nos ofrece. Porque, pese al dolor por tener que dejar atrás una parte de mí, cuando las calles me griten, amorosamente, “adiós, pequeño”, yo no puedo quedarme aquí sin ti.
Pese a que tú siempre te has quejado de que “París despertaba tarde”. Es por ese repetido lema tuyo de que la vida hay que gastarla, que tengo claro que para nosotros, juntos, “París siempre será París”.
En realidad la crónica de ese día, para no olvidar, hay que escucharla. Radio Tobarra estuvo ahí, y es entrar a la vida en los libros de Máximo Huerta, que es la que a mi me tocó el corazón, así como hay que entrar y disfrutar en todos los enlaces que hicieron mágico ese día. Vanesa, la Bibliotecaria, hizo una presentación estupenda y estamos ya, por siempre, en la historia de la literatura que se escribió en grande para Tobarra y el XXI Encuentro Provincial de Clubes de Lectura. Un empeño mío, también, por años, que por fin se hizo realidad… Si es que no hay nada mejor que soñar en grande y en bonito, para conseguirlo…