(Porque la noche me permite, junto a los días, vivir historias)
Rugía el viento y amenazaba su ruido el descanso de la noche. Le sobresaltó el sonido insistente del timbre a tan intempestivas horas. Abrió la puerta con la cautela del miedo y, sin que pudiera evitarlo, entraron al salón despavoridas hojas de otoño. Tras ellas su madre la inundó de frío en un beso cálido. Le pidió un gato para el coche. Ella contestó que solo tenía gatas y ya dormían.
Carmen Callado.
Buenos días Mª Carmen felicidades por la publicación del micro-relato, nada es por casualidad!!!
ResponderEliminar"Me encantan esa despavoridas hojas de otoño penetrando sin previo aviso".
Besos levantinos perfumados de azahar.
Pilar
Querida Pilar. Gracias. Ni las voces, ni las hojas despavoridas, ni las palabras, ni los gestos, ni los actos, ni los motivos, ni la vida... es por casualidad...Lo sé. Ni siquiera es casualidad que se callen quienes ni hablan...
ResponderEliminarYo estoy feliz con mi andadura por las empinadas cuestas de las palabras. Tengo que reunir tiempo y letras para contarlo... De momento dejo un abrazo y el mejor de los deseos... Seguir.