Salón de palabras

Bienvenido/a. Has abierto una puerta a un mundo mágico. La Voz de los Días tiene la facilidad de convertir la cotidianidad en sueños posibles, de hacernos ser lo que siempre hemos querido ser; volar con la libertad de un pájaro, dejar que la imaginación nos lleve a aquellos lugares que nuestro cuerpo no se atreve, o a veces no puede... En definitiva, ser nosotros. Leerme - me permito lector/a ser osada-, será para ti la prueba de que la Palabra consigue, y en este rincón especial al que has llegado, que poco a poco te quedes atrapad/a y no quieras seguir dando vueltas en busca de lo que ya has encontrado... En este libro cualquier sensación se parecerá más a un sueño que a una posibilidad. Ponte cómodo/a... Y si quieres conseguirlo, tus deseos son órdenes.


sábado, 26 de agosto de 2023

COSAS MÁGICAS

Crónica del día. Siete de la mañana. Madrugar parece que alarga los días, tan cortos como parecen, porque la sensación es que pasa la vida como si tuviera prisa por pasar; y eso nos hace presentir que todo lo debemos saborear más y mejor, para vivirlo. Por eso se agradece un nuevo amanecer; ver la luz del sol acercarse al sueño aún no despierto del todo, mirar a las calles, todavía silenciosas, que mantienen las luces encendidas y permiten imaginar qué hay tras cada ventana abierta, para dejar salir al calor, y que entre la mañana, aún fresca.

La imagen siempre es la misma, pero nunca igual. Porque aquí todo se ve diferente. Día a día se repiten las horas, pero nunca los momentos. Hoy me gusta, especialmente, la imagen del sol apareciendo, la quietud de los pinos, el silencio de los gatos dormidos… Y mi avidez de captar la vida dentro y fuera…

Sólo una milésima de segundo. La que va de hacer una foto al cerro del reloj con el móvil horizontal y voltearlo para captar la misma imagen, en vertical. Pero no; eso no ocurre. Lo que capta mi móvil da la razón a mi relato; en un milisegundo, la imagen es la misma, pero no igual… No hay truco, al menos intencionado. Aquí no hay IA ni intención de modificar nada. Pero el cielo, el reloj, la impronta captada por la cámara de mi teléfono, capta lo que mis ojos no perciben… En la primera aparece como una nube rodeando a las horas, en el clic siguiente, no está...

Quizá lo consulte a la almohada, esta noche, cuando vuelva a revisar una y otra vez las fotografías del día, para que me pueda explicar la diferencia. Mientras, sigo pensando que la magia, como los sueños, son una realidad si así lo imaginamos.

 


 

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