Salón de palabras

Bienvenido/a. Has abierto una puerta a un mundo mágico. La Voz de los Días tiene la facilidad de convertir la cotidianidad en sueños posibles, de hacernos ser lo que siempre hemos querido ser; volar con la libertad de un pájaro, dejar que la imaginación nos lleve a aquellos lugares que nuestro cuerpo no se atreve, o a veces no puede... En definitiva, ser nosotros. Leerme - me permito lector/a ser osada-, será para ti la prueba de que la Palabra consigue, y en este rincón especial al que has llegado, que poco a poco te quedes atrapad/a y no quieras seguir dando vueltas en busca de lo que ya has encontrado... En este libro cualquier sensación se parecerá más a un sueño que a una posibilidad. Ponte cómodo/a... Y si quieres conseguirlo, tus deseos son órdenes.


lunes, 25 de diciembre de 2017

AQUELLA NAVIDAD



La ironía de la vida pasa, a veces, por desencantarnos al conseguir aquello que en otro tiempo tanto anhelamos.
I
A Elisa la Navidad le provocaba comezón. La primera que pasó fuera de su entorno familiar, siendo una adolescente, fue el principio de muchas navidades solitarias y tristes. Ahora, de nuevo, la nostalgia, un año más,  se presentaba vestida de fiesta.  Las mejillas se arrebolaban artificialmente para sentir calor y aparentar alegría con la tristeza que aún arrastraba. Había escogido un vestido que le ayudaba a enmarcar su figura de guitarra, mientras los muslos prietos, y las piernas de caminante, se izarían sobre tacones imposibles para su ánimo.
Faltaban unos días para su veinticinco cumpleaños. Llevaba unos meses en constante huida.  Demasiadas veces preparó la maleta desde aquél día que, por fin, había puesto punto y final a esa relación contaminada que tanta amargura le había propiciado y que, por más que lo intentaba, no encontraba la causa que había convertido la ilusión  de su  vida en pareja, durante tres años, en un amor infecto y maquiavélico.
Había escogido Madrid para iniciar su singladura.  Allí compartiría, hasta ver qué derroteros tomaba su nueva situación, vivienda con su mejor amiga, que, además, era prima. Barcelona ya no era la ciudad donde debía seguir. En la Ciudad Condal había pasado los últimos años intentando recomponer el puzle de su vida. Allí había vivido sus mejores sueños, pero también sus peores pesadillas. Vendió el apartamento y, con la esperanza arrastrada por las Ramblas, se despidió de aquel tiempo de luces y sombras.

II
Su piel, poco a poco,  había recobrado la tersura. La sonrisa, era, de nuevo, quién mejor testimonio daba de su liberación. Se miró al espejo por penúltima vez. El rizado cabello brillaba como el espumillón que pendía del árbol de plástico, donde la estrella guía plateaba en la copa, con apagada luz celestial.
— ¡Hasta luego! —Le dijo a su compañera y confidente mientras ésta se desenrollaba los bigoudís de su cabello, para formarse mechones rubios del nº 6.3.
— ¡Ay, nena, que guapa te has puesto!  ¿Pero, estás segura que andarás bien con los tacones, son exagerados, no? Bueno, te quedan muy bien. Me gusta cómo te has vestido, y maquillado; que siempre ibas con la cara lavada desde que... Diviértete todo lo que puedas y, eso sí, luego me lo cuentas; que ardo en deseos de saber qué tal te ha ido la primera vez que sales de noche desde que viniste a Madrid ¡¡Um!! Hueles que alimentas; seguro que a alguien le das ganas de comerte a besos.
— ¡Chao, mona! No sé cómo te pones esas cosas en el pelo. Claro, que con esa cabecita loca... Con razón se te lían tanto las ideas.        
La calle bullía como marabunta que formaba una capa densa, multicolor. Las luces refulgían dibujando figuras alegres en los escaparates; que eran un reclamo para los días que se acercaban brillantes, aunque su ánimo aún no refulgiera como deseara. Había quedado con un grupo de compañeras de su nuevo trabajo, a una de esas cenas de “despedida” del año que ya había llegado a sus últimos coletazos. No le había costado encontrar trabajo, algo que agradecía a su buena estrella. Uno de los mejores bufetes de abogados de Madrid, le había abierto las puertas, gracias al curriculum que había conseguido en sus años al frente de la abogacía.
Cuando llegó al  “Jazz and Blues”…, el griterío era tal que le dieron ganas de girar sobre sus tacones y largarse a casa. Calzarse las zapatillas mullidas, ponerse el pijama de gatos sonrientes que se había traído en la maleta de las ilusiones, y meterse en la cama esperando que la víspera de Noche Buena diera paso a una buena noche, sin más… Pero, ya estaba allí. Sus nuevas amigas le sonrieron mientras las sonajas de sus bisuterías tintineaban, llamándola.
— ¡Guapaaa! Te has puesto despampanante. Esta noche la vamos a liar. Ya verás: mañana toca cena familiar, pero hoy, va a arder Troya… Hay mucho tío bueno por aquí.
Sobre el velador las copas rezumaban el frescor que la sala carecía. Tenía sed, pero no quería beber. De hecho no lo hacía nunca, y no iba a ser esta noche la primera vez, por muy Navidad que fuera, y por mucho tío bueno que hubiera, que, en definitiva, ella los prefería cultos, que dan más juego.
Se dirigió a la barra y pidió una soda con rodaja de limón. Para despistar, decía, como si fuera un gin-tonic, que evitaría las risitas del grupo, tildándola de sosa y anticuada, para el frenesí de la noche.
Cuando fue a tomar asiento, el corazón le dio un vuelco y comenzó a galopar queriendo salir de entre los pechos turgentes de pezones de chocolate.
—Hola… ¿Qué... qué haces tú aquí? —Balbuceó frente a aquellos inolvidables ojos verdes.
—Sabía que vendrías. Tu prima es amiga mía. Cuando me ha hablado de ti, he sabido que eras tú. No podías ser otra. ¿Cuántas Elisa Reina hay en el mundo?
Tenía miedo de que él oyera el ruido de su corazón. Que supiera todo lo que sentía por él desde que aún iba a la escuela; cuando se cruzaban por la calle, mientras se dirigía al Banco donde trabajaba, con aquél abrigo de botones dorados. Cuando creyó que daría media vida porque él se fijara en ella. Porque fuera su amor eterno. Por besar sus labios. Cogerse de la mano y caminar hacia cualquier lugar… Luego, el destino le hizo encontrar al hombre que ella supuso era el de su vida. Hasta que todo acabó, de la peor manera.
—Sabes, el mundo es un pañuelo. Hace unos meses me trasladaron… ¡Cómo imaginar que aquí te encontraría! No me lo creo. Esto es lo mejor que me ha pasado, Elisa, después de tanto tiempo soñando contigo, con llegar a ti; desde que te veía delante de mí con tu adolescencia caminando al colegio; y yo me decía que nunca te llegaría a encontrar, cuando fueras la mujer que ya está robándome el aliento.
El espectro de Ed Cobb  se paseaba entre los dos con aquel “Tainted Love” que sonaba en la voz de Gloria Jones, arrasando las emociones del momento; junto al deseo de salir corriendo de allí  para que nada les robara el tiempo que ya era, seguro, para los dos.
Hablaron de todo, se cruzaron miradas tiernas y sonrisas cómplices. Pensaron que, ahora sí: ahora tendrían todo el tiempo para estar juntos, para siempre.
Pero otra vez el destino se cruzó entre al velador donde descansaba el vaso con besos de carmín y las huellas ansiosas de sus dedos.
Fueron a bailar…
Cuando volvieron a la mesa, Elisa recogió su bolso, se puso el abrigo y, cogida de su mano, mirando fijamente a los ojos de José Luis, le dijo, sin dudar.
—Lo nuestro nunca será posible. No me preguntes. Pero ahora debo irme. Se me ha hecho tarde.
El exterior la cubrió con el frío de la noche. Sin prisa, pero con paso firme, se dirigió a su casa…Poco a poco, el aire se iba llevando su desilusión, su asombro… Tanto tiempo enamorada de él; deseando que se hiciera realidad el sueño de estar a su lado... y había bastado abrazarse a su cuerpo mientras la música los envolvía, para saber que nada de eso sería posible.
Se metió en la cama. Necesitaba dormir cuanto antes para no pensar… Pero no podía quitarse de la nariz, —ni de la desdicha—, el olor fétido que aspiró, mientras bailaban,  de los pies acelerados de José Luis.



miércoles, 13 de diciembre de 2017

Escritora en la Unión Nacional de Escritores de España



La Voz de los Días sigue su periplo por el mundo literario. Gracias a la poeta Mariana Feride que me propuso, como escritora, para llegar a formar parte de la Unión Nacional de Escritores de España , con esa recomendación que me llegó al alma y me hizo temblar las teclas. "Estoy convencida que vales por una escritura diferente, por buscar dentro del mundo de la creación, ponerte preguntas, por ser muy buena persona y mi querida amiga.Todo esto y mas te recomienda". Y, después de unos meses de presentar curriculum; demostrar que llevo la Palabra en vena y el Verso en pecho, que escribo, como Gloria Fuertes, a lo que salga, que lamo con Lengua de Gata la Prosa y que, día tras día,  camino sin descanso por el borde de las Voces, me congratulo  de nuevo que en febrero, en la Librería Nobel de Albacete, me hará entrega, el Delegado de la Zona Sureste D. Juan Antonio Pellicer, del carnet de escritora de la UNEE en el marco de un Recital Poético Literario en el que también se presentará el libro, del que, más adelante, publicaré cartel, día, hora, y, como no, os invitaré a  que, si es posible, me acompañéis y nos demos una vuelta por la Literatura y un sorbo de algún vino de la tierra.

lunes, 4 de diciembre de 2017

Paris vaut bien un livre



La Voz de los Días ha estado en la Ciudad de la Luz. Una amiga y sin embargo lectora me envió esta imagen. Tantos cuentos y cuentas a la luz mágica de la Torre Eiffel parisina.
Tres veces  he estado en París y ninguna imagen de las que tengo guardadas, con especial cariño, vale más que mil palabras. Esta imagen sí, y muchas más. Tantas como caben en todas las voces que la contienen.


Gracias Mª Ángeles.
Mil besos.