El sábado 4 de agosto, de nuevo, en la LI Cuerva Literaria de Barrax (Albacete), tuve el placer de que la "Ilusión de Dulcinea", relato en prosa poética que forma parte de mi libro "La Voz de los Días" fuera un recuerdo a la Dulcinea del Toboso, levantada del adoquín por un Quijote reinventado en un pasajero de la calle, educado, galante y generoso, en un requiebro metafórico a la realidad hecha de esperanza: (No lo llevaba previsto, pero viendo que el trofeo con que nos agradecieron estar ahí (totalmente tro-bonito), me hizo rebuscar en mis voces de cada día (que nunca un título se me pudo antojar más certero, la verdad sea dicha...)
Soñamos con una humanidad que no deshumanice los sentimientos. Que ame la vida y no la desprecie en el maltrato a los propios humanos y a los animales que nos hacen mejores si miramos los ojos de un gato o de los perros tan apaleados. A mí, al menos, se me rompe el alma de ver imágenes aterradoras. Por eso, en mis prosas siempre habrá un Quijote y una Dulcinea que sea motor de sueños posibles.
Abrí la tarde con "Vidas Quemadas" en un recuerdo triste a la vida quemada de los bosques, porque cada vez más vida sucumbe bajo el odio de las llamas que son propiciadas por los deshumanizados que no miden el terror de sus actos, ni las consecuencias de su maldad. Tanto humano y tanta naturaleza muerta...
Y la eterna búsqueda de la Paz "Poema para una esperanza". Donde las guerras, inventadas, son tan reales que matan con juegos macabros de metralla.
Una tarde entrañable, bien acompañada, donde el calor no fue sino un abrazo de verano.